Explorando Europa en tren: una experiencia culinaria única
Viajar por Europa en tren es mucho más que desplazarse de un país a otro; es una forma romántica y sostenible de descubrir la diversidad cultural del continente. Pero, ¿alguna vez pensaste en planear tu viaje en torno a la gastronomía? A través de los paisajes que atraviesa la red de Eurail, la experiencia de saborear Europa se vuelve tan memorable como sus monumentos históricos. En este artículo, te proponemos un itinerario de una semana para disfrutar de la mejor comida de Europa, todo a bordo de un tren.
¿Por qué elegir el tren para un viaje gastronómico? 
Además de ser un medio de transporte cómodo y ecológico, el tren ofrece ventajas únicas para los amantes de la buena cocina:
- Libertad de itinerario: Con el pase Eurail puedes subir y bajar en múltiples destinos sin tener que reservar con demasiada anticipación.
- Conectividad excelente: Desde grandes capitales como París o Roma, hasta pueblos pintorescos en Bélgica o Suiza.
- Vistas espectaculares: Viajas con vistas panorámicas mientras te desplazas de un paraíso gastronómico a otro.
Con esto en mente, te proponemos un tour de siete días para descubrir sabores inolvidables, desde sabrosos quesos franceses hasta mariscos frescos en el Adriático.
Día 1: París, Francia
– El arte del buen comer
No podemos empezar un viaje culinario por Europa sin visitar París. La capital francesa no solo enamora con su arquitectura, sino también con su gastronomía.
Qué probar en París
- Un croissant recién horneado en una boulangerie tradicional.
- Sopa de cebolla gratinée en Les Philosophes en Le Marais.
- Quesos artesanales franceses como el brie o camembert en mercados como Rue Cler.
Consejo: Aprovecha para visitar el animado barrio Le Marais, un epicentro de cocina y cultura parisina.
Día 2: Bruselas, Bélgica
– Chocolate, papas fritas y cervezas
Desde París, llega en tren a Bruselas en apenas hora y media. Una joya para los foodies que buscan los sabores más reconfortantes de Europa.
Imprescindibles en Bruselas
- Chocolate belga en Maison Pierre Marcolini.
- Moules-frites (mejillones con papas fritas) en Chez Léon.
- Gofres caramelizados en los puestos callejeros cerca de la Grand Place.
Y si eres amante de la cerveza, este es tu lugar. Bélgica alberga más de 1500 estilos de cerveza artesanal.
Día 3: Ámsterdam, Países Bajos
– Fusión, innovación y dulces sorpresas
Un corto viaje en tren te lleva a Ámsterdam, donde la cocina se mezcla con creatividad y multiculturalismo.
Destacados culinarios de Ámsterdam
- Stroopwafels: finas galletas rellenas de caramelo fundido.
- Arenque crudo: una delicia tradicional, servida con cebolla y pepinillos.
- Rijsttafel (mesa de arroz): banquete indonesio que refleja la historia colonial del país.
Caminar por sus canales mientras pruebas snacks locales es una manera deliciosa de explorar la ciudad .
Día 4: Berlín, Alemania
– Cultura urbana y comida global
La capital alemana ha evolucionado hasta convertirse en una de las ciudades más diversas de Europa en términos gastronómicos.
Lo que no puedes perder en Berlín
- Currywurst en Konnopke’s Imbiss, un clásico de la cocina callejera.
- Doner kebab, herencia turca adoptada por los berlineses.
- Panadería artesanal, influenciada por ingredientes orgánicos y procesos locales.
Además, Berlín es un paraíso para los viajeros veganos y vegetarianos, con cientos de opciones plant-based en todos los barrios.
Día 5: Praga, República Checa
– Tradición y cerveza de calidad
La ciudad de las cien torres es un tesoro por descubrir también en lo gastronómico.
Sabores de Praga
- Goulash con knedlíky (albóndigas de pan).
- Trdelník, un rollo de masa dulce y canela.
- Pivo checo: cerveza ligera, económica y perfectamente elaborada
.
Te recomendamos visitar alguna cervecería histórica como U Fleků, activa desde 1499.
Día 6: Viena, Austria
– Elegancia y dulces icónicos
Desde Praga, el tren te lleva a Viena, ciudad imperial con una cultura del café profundamente arraigada.
No dejes Viena sin probar
- Wiener Schnitzel: tradicional milanesa de ternera servida con ensalada de papas.
- Sachertorte: un rico pastel de chocolate con mermelada de albaricoque.
- Melange vienés, el café local que merece un momento especial
.
En Viena, la gastronomía se mezcla con la música clásica y los salones de té tradicionales que te harán viajar en el tiempo.