A partir de 2025, los viajeros europeos que deseen visitar el Reino Unido sin necesidad de visa tendrán que pagar una tarifa de 10 libras esterlinas (aproximadamente 13 dólares estadounidenses), como parte del nuevo sistema de autorización electrónica de viaje (ETA). Esta medida, que ya se aplica a ciudadanos de países como Qatar, se extenderá a la mayoría de los visitantes internacionales, incluidos los de la Unión Europea.
La ETA será obligatoria para aquellos que no tengan visa o un permiso de residencia, trabajo o estudio en el Reino Unido. Incluso los bebés y niños estarán sujetos a esta tarifa no reembolsable, según informó la ministra del Interior del Reino Unido, Yvette Cooper.
Esta nueva normativa representa un cambio significativo en la relación del Reino Unido con Europa tras el Brexit. Aunque los ciudadanos irlandeses estarán exentos de esta medida, la mayoría de los viajeros europeos deberán ajustarse a este requisito.
El Reino Unido sigue los pasos de otros países con sistemas similares, como el ESTA de Estados Unidos, que cuesta 21 dólares y tiene una validez de dos años, o el ETIAS de la Unión Europea, que costará 7 euros y será válido por tres años, aunque su implementación se ha retrasado hasta 2025.
Este esquema busca proporcionar un mayor control sobre quiénes ingresan al Reino Unido, ofreciendo a las autoridades británicas un panorama completo de los visitantes antes de su llegada.