El Gran Museo Egipcio de antigüedades está a punto de ser inaugurado oficialmente. Con las pirámides de Giza y un inmenso desierto como escenario, este museo ya ha empezado a recibir a sus primeros visitantes de forma limitada. Su construcción empezó en 2012 y el pasado mes de noviembre comenzó a acoger eventos públicos. Ahora dan un paso más allá y desde hace unas semanas también recibe visitas guiadas a grupos muy limitados. Estas están pensadas para poner a prueba las instalaciones antes de su gran apertura, la cual se anuncia para el próximo verano pero sin fecha fijada.
Las entradas para estas visitas limitadas se pueden conseguir en la web del museo, pero junto al menú de compra aparece un mensaje que nos advierte que tan solo se podrá visitar el recibidor, una gran sala, los jardines, el área comercial y el centro de convenciones. El acceso a las galerías y salas de exposición queda restringido hasta la inauguración oficial.
Este gran museo se encuentra a tan solo dos kilómetros de las pirámides de Giza, y su objetivo es sustituir al antiguo museo ubicado en el centro de El Cairo, que se ha quedado pequeño para la demanda de turistas. De hecho, una vez se inaugure oficialmente, se convertirá en el museo más grande del mundo. Los responsables han anunciado que entre sus muros albergarán más de 50.000 piezas del antiguo Egipto, de las cuales, más de 20.000 se expondrán al público por primera vez. De hecho, se dedicarán dos galerías completas a la colección de la tumba del rey Tutankamón. Además, las instalaciones también contarán con exposiciones temporales, un museo infantil, una biblioteca, un cine, un auditorio, un centro de conferencias y talleres varios.
Tanto las autoridades del país como los responsables del museo, aseguran que está ya prácticamente listo para su gran inauguración, que pretenden convertir en un gran evento para darlo a conocer al mundo. Sin embargo, matizan que están buscando el momento más adecuado. Además, la inauguración de este museo llega en un momento clave para el país, que busca relanzar su industria turística, la cual se ha visto mermada por la crisis pandémica y la guerra de Ucrania.
Hasta que llegue ese momento, los turistas tendrán que conformarse con una pequeña visita a modo de aperitivo o contemplar su espectacular fachada exterior, la cual ostenta un gran número de jeroglíficos con los nombres de algunos de los faraones más conocidos. En su gran hall de entrada, una estatua de 12 metros de Ramses II recibe a los visitantes. Además, esta sala cuenta con una peculiaridad, pues cuenta con un agujero en el techo para que los rayos de sol iluminen el rostro del gigante faraón.