Tenía entre siete y nueve meses cuando los incendios forestales de 2024 arrasaron gran parte del oriente boliviano y la separaron para siempre de su madre. Hoy, más de un año después, Yaguara, una jaguar rescatada en plena huida del fuego, está lista para regresar a la naturaleza y convertirse en la primera de su especie en ser reinsertada en su hábitat en Bolivia tras un proceso completo de rehabilitación.
La historia comenzó en agosto de 2024, durante la peor crisis ambiental que vivió el país en décadas, con más de 12 millones de hectáreas quemadas. Exhausta y deshidratada, Yaguara apareció en una hacienda ganadera de Ascensión de Guarayos, en el departamento de Santa Cruz. Junto a ella había otra cría —presumiblemente su hermano o hermana— que logró escapar. De su madre no volvió a haber rastros.

La pequeña jaguar fue trasladada al santuario Ambue Ari, administrado por la Comunidad Inti Wara Yassi (CIWY), una organización boliviana dedicada al rescate y rehabilitación de fauna silvestre víctima del tráfico ilegal, los incendios y otros desastres ambientales. Allí comenzó un proceso inédito en el país.
Según explicó Iván Márquez, biólogo de CIWY y responsable de su rehabilitación comportamental, Yaguara llegó en buen estado general, sin lesiones graves y sin haber tenido contacto previo con seres humanos. “Era completamente silvestre. Por eso se tomó una decisión histórica: prepararla para volver a la vida libre”, señaló.
Durante más de un año, Yaguara fue criada bajo estrictas condiciones de aislamiento humano, en un recinto de 10.000 metros cuadrados diseñado para reproducir su entorno natural. El objetivo fue que desarrollara las habilidades que normalmente aprendería junto a su madre: cazar, nadar, trepar, marcar territorio y comunicarse con otros jaguares. El monitoreo se realizó con cámaras trampa y sistemas remotos alimentados con energía solar.
La liberación está prevista para los primeros meses de 2026, y el lugar elegido sería el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, una de las áreas protegidas más importantes del país. Cuando regrese a la selva, Yaguara llevará un collar satelital, algo nunca antes utilizado en Bolivia para esta especie, y será monitoreada durante al menos dos años.

Especialistas consultados coinciden en que la reinserción solo es viable si se cumplen condiciones estrictas. La bióloga argentina Verónica Quiroga, del Conicet, explicó que el retorno a la naturaleza debe garantizar que el animal sea autosuficiente y no represente un riesgo para otras poblaciones ni para las personas. En ese sentido, Yaguara representa un caso excepcional.
La situación del jaguar en Bolivia, sin embargo, es crítica. La especie enfrenta amenazas crecientes por el avance del agronegocio, la deforestación, los incendios provocados, la caza por retaliación y el tráfico ilegal, especialmente de colmillos destinados al mercado asiático. Solo entre 2024 y 2025 se registraron al menos 20 jaguares asesinados, según organizaciones ambientales, y se decomisaron 236 colmillos en operativos policiales recientes.
Actualmente, 26 jaguares viven en centros de rescate en Bolivia sin posibilidad de ser liberados debido a su contacto previo con humanos. Yaguara es la excepción. Su historia no solo simboliza la supervivencia frente al desastre ambiental, sino también una nueva esperanza para la conservación del jaguar en un país donde la especie podría pasar de vulnerable a en peligro de extinción.
Si todo sale como está previsto, su regreso a la selva marcará un antes y un después en la protección de la fauna silvestre boliviana.




