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1. Por lo general, las cosas son más sencillas de lo que imaginas
Muchos pensamos en viajar a Bolivia y nos enredamos la cabeza más de la cuenta pensando en la planificación en función de la seguridad, los sitios que hay que evitar, las recomendaciones fronterizas, etc. Y nos quedamos con las ganas. Hay muchos prejuicios al respecto, pero realmente el cuidado que hay que tener no excede a cualquier país latinoamericano. Anda con precaución, como lo harías en cualquier otro lugar. Esto es un aprendizaje que aplica para cualquier meta en la vida: no te compliques de más, arriésgate un poco y pon las cosas en marcha.
2. Ser turista no es ser viajero
Bolivia tiene lugares muy turísticos donde los locales están acostumbrados a ver pasar a mochileros de todo el mundo. Gente viene y va, pero pocos se toman la delicadeza de quedarse a conocer la cultura más a fondo, escuchar a la gente y compartir un plato de comida con una familia del lugar, y esa es la única forma de sacarle el máximo provecho a la experiencia. Así que si puedes, detente unos días más, renta un departamento o una habitación familiar, compra en los mercados populares, pregúntale cosas del lugar a los mayores y aprende un par de palabras en el dialecto local (será siempre bienvenido con una gran sonrisa).
3. La felicidad está en ti
Bolivia es uno de los países más pobres de Latinoamérica. En muchos de sus paraderos te cruzas con personas que tienen mucho menos que tú y, sin embargo, son mucho más felices. Viven en un lugar súper modesto con recursos muy limitados, pero nadie les quita la sonrisa ni las ganas de compartir lo poco que tienen.
“Así como puedes ser feliz en cualquier lugar, puedes ser infeliz en el paraíso.”
-Anónimo.
4. Las personas malintencionadas no son felices
La gran mayoría de los bolivianos son buena gente, siempre dispuestos a ayudarte, muy simpáticos y sonrientes. Es un pueblo feliz. Es por eso que es tan sencillo darse cuenta por los pocos malos encuentros en el camino, que las personas malintencionadas no son felices. Así que cuando alguien te haga daño con intención, intenta ser un poco empático y salirte de la situación sin complicar las cosas de más.
5. No hay que olvidar a la sabiduría popular
En esta época le damos mucha importancia a la tecnología y los hallazgos científicos, pero en Bolivia, la gente aún cree mucho en la sabiduría popular, esa que ha sido transmitida de generación en generación desde hace siglos. Y funciona. Así que si te sientes mal estando allá, déjate atender con unos tecitos, que te van a hacer mucho provecho.