Al menos más de 250 indígenas anangu viven en la comunidad Mutitjuli, situada justo detrás del Uluru, una formación rocosa de 348 metros de altura también conocida como Ayers Rock. El paraje estuvo cerrado entre marzo y junio por la pandemia pero a finales de julio volvió a recibir visitas de turistas australianos.
Uluru se ubica dentro del Parque nacional Uluru-Kata Tjuta, que también incluye los 36 domos de piedra roja de la formación Kata Tjuta, por lo que resulta de gran atractivo para fanáticos de la aventura y de inéditas experiencias. Así mismo, el Uluru se ha consolidado como un espacio sagrado para la población indígena australiana.
Cabe destacar que no es la primera vez que el la junta administrativa del Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta tardó varios años en prohibir a las personas escalar la formación geológica, monumental y espiritualmente significativa que también ha sido considerada sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Aunque mas vale tarde que nunca, Uluru estableció la prohibición a escalar dentro del predio desde octubre de 2019.
Ahora, mientras la batalla anteriormente mencionada parecía haber quedado finalizada, las comunidades originarias de Uluru tienen otro problema en agenda: que la presencia de visitantes no ocasione contagios masivos hacia sus miembros.
Por tal motivo, han dispuesto iniciativas para reducir el riesgo de que la presencia de turismo desmedida en la zona pueda provocar la propagación del COVID-19 entre sus habitantes. Entre ellas, bloquear la entrada al parque para asegurarse de que no se lleven a cabo actividades con fines recreativos.
Así, durante la jornada del lunes 3 de agosto, un grupo conformado por entre 30 y 40 manifestantes se ubicaron sobre la carretera principal de entrada al parque, obstaculizando el ingreso. Dicha medida fue repetida también durante este martes.
Como consecuencia de la disconformidad de los grupos étnicos, Parks Australia, la entidad responsable de cuidar los tesoros naturales de Australia incluidos Kakadu, Uluru y los océanos, ha decidido cerrar el parque completo por tiempo indefinido.
En efecto, Australia cierra el monte Uluru y se estima que la medida regirá al menos hasta que se pueda acordar con los grupos indígenas y se implementen protocolos y pruebas de COVID-19 para evitar la propagación del virus y, al mismo tiempo, aumentar las posibilidades de detección de la enfermedad.
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