Al parecer los pasajeros a bordo no somos los únicos que nos identificamos con un nombre y apellido a la hora de iniciar un viaje. Las aeronaves también cuentan con un nombre, una identidad que se les es otorgada a partir de un «bautismo». Como si se tratara de un paralelismo con el sacramento por el cual el hombre nace hacia la vida espiritual, los aviones también reciben agua durante una simpática ceremonia.
Para conocer en detalle sobre esta tradición quizás sea necesario remontarnos a los inicios de esta práctica durante la Segunda Guerra Mundial, ya que fue precisamente en ese periodo cuando los soviéticos comenzaron a nombrar a los aviones de forma codificada para diferenciar los cazas de los aviones comerciales de pasajeros.
Entre las denominaciones más destacadas que se utilizaron por aquel entonces se encontraba Magnet, Flora, Free Hand o Black Jack. Sin duda, quizás sean nombres muy diferentes a los que las aerolíneas utilizan actualmente.
En cuanto a los criterios de clasificación y denominación de los aviones en la actualidad, muchas aerolíneas han recurrido a diferentes metodologías. Por un lado pueden ser en alusión a honrar la trayectoria de personalidades en diferentes campos, destacar la belleza de lugares de interés e, incluso, hasta designarles nombres de animales autóctonos. En otras compañías aéreas se opta quizás por realizar campañas comerciales o de marketing que refuerzan el vínculo entre la compañía y sus pasajeros.
Como ser, por ejemplo, la aerolínea de bandera española Iberia, ha identificado a sus aviones como los nombres de ciertos ríos, montañas o personalidades. Uno de sus aviones ha obtenido el nombre de Felipe VI, y para conocer más en detalle sobre la clasificación de sus aviones puedes consultar este artículo de la aerolínea sobre «Aviones con nombre propio«.
Por su parte, en una oportunidad Air Europa recurrió a la ironía bautizando a uno de sus aviones con el nombre de Melendi, en alusión al conocido músico que protagonizó un incidente en una de sus aeronaves hace algunos años.
Lo cierto es que, este ritual que tuvo sus orígenes a raíz de un contexto bélico, perduró en el tiempo y se extendió de tal manera que hoy en día el bautismo de aviones es una tradición que se realiza en todo el mundo, y algo con lo que cumplen la mayoría de las compañías aéreas de la industria aerocomercial.
¿Cómo es el ritual de los bautismos en la aviación?
Por empezar, cabe destacar que la «celebración» del bautismo en la aviación se lleva a cabo cada vez que una aerolínea incorpora una nueva aeronave o bien cuando se «estrena» una nueva ruta. Si se cumple alguna de estas dos condiciones, la empresa se encarga de bautizarlo.
Para ello, la aeronave comienza su marcha y atraviesa por un arco de agua formado por dos camiones de bomberos, quedando completamente mojado previo a su partida. Una vez aterrizado en destino, el avión también es esperado por un nuevo arco acuático para finalizar el ritual.
Honestamente, creo que es una bellísima tradición que conserva el mundo de la aviación, un detalle muy significativo para poner en valor la importancia de cuidar hasta el más mínimo detalle la integridad de los aviones que permiten transportar pasajeros e historias.
Es un verdadero espectáculo digno de ver en imágenes, así que a continuación te dejo algunos registros para observar mejor de qué se trata:
Un registro de bautismos en la aviación, esta vez con el que la aerolínea Norwegian celebró su primer vuelo a Argentina:
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