El gobierno de Estados Unidos ha anunciado de manera reciente, a través de un comunicado oficiado por el secretario del Interior, David Bernhardt, el impulso de un nuevo programa de arrendamiento de petróleo y gas en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, en el noreste de Alaska.
Al parecer, el periodo de reflexión acerca del daño que los humanos ocasionamos al medio ambiente tras ver las consecuencias directas y positivas del confinamiento duró poco. Al menos para las autoridades que, firmes tras sus convicciones y proyectos económicos, son capaces de intervenir de manera brutal en la naturaleza.
El Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico cubre aproximadamente 19,64 millones de acres de tierra y agua en el noreste de Alaska. Es administrado por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos, como una unidad del Sistema Nacional de Refugios de Vida Silvestre.
En el año 1980, la Ley de Conservación de Tierras de Interés Nacional de Alaska (ANILCA) volvió a designar la Cordillera como parte del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico y proporcionó cuatro propósitos que guían la gestión de todo el Refugio: conservar animales y plantas en su diversidad natural, garantizar un lugar para actividades de caza y recolección, proteger la calidad y cantidad del agua y cumplir con las obligaciones de los tratados internacionales sobre vida silvestre.
Ahora, esta nueva disposición habilitará la posibilidad de extracción de petróleo en 1.5 millones de acres de los 19 millones de acres que componen el refugio de vida silvestre, una zona en la llanura costera del refugio conocida como el área 1002.
Según ha indicado Bernhardt, Estados Unidos pone el foco en los aspectos «positivos» a destacar de esta nueva iniciativa. Entre ellos se encuentran el aumento de la independencia energética de Estados Unidos y la creación de empleos en la zona. Por otra parte, quienes se oponen a esta medida, remarcan el peligro que aquello podría representar a la emergencia climática ya existente y al riesgo de supervivencia de la vida silvestre en el área, entre ellos los osos polares y las aves migratorias.
Los arrendamientos para la exploración de petróleo y gas en el área podrían comenzar a subastarse a fines de año, pero según The New York Times, la producción para extraer petróleo no se produciría hasta dentro de 10 años.
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