Por el título parecería ser que Chile no es, según mi parecer, un viaje imprescindible, sin embargo, es el país más interesante que he visitado nunca. Un templo que toda persona de religión viajera debe tener en su lista de “Países que debo pisar”.
Qué decir de negativo sobre un país con el trekking más bucólico y perfecto que he caminado nunca: Las Torres del Paine. Un recorrido por picos afilados que acompañan lagunas de un turquesa que incluso tiñe los pensamientos de uno.
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Qué decir de negativo sobre un país con un desierto que ofrece tropecientas estampitas en un número reducido de kilómetros. Sí, Atacama es caro, pero no hay nada mejor que gastarse el dinero en lugares tan únicos en el mundo.
La persona/ente/dios que creó la tierra, golpeó con una barita mágica a Atacama y la convirtió en el lugar más nítido para ver las estrellas. Y si a eso le añadimos valles de rocas únicas, salares marcianos con piedras rojas o el paisaje con más géisers por m2 de la Tierra, Atacama se convierte en un MUST.
Si en una conversación viajera alguien resalta, de un mismo país, el contraste entre las montañas patagónicas y un desierto marciano, ya tiene toda mi atención. Pero se vuelve aún más interesante si añade que en el mismo país también puedo encontrar:
- Un pueblecito austral en el que sólo se puede pasear por pasarelas de madera
- Uno de los tres mejores ríos del mundo en el que hacer ráfting
- Un parque nacional en el que se puede interactuar y conocer el rojo de los cráteres
- Un lugar en el que, sin necesidad de girar el cuello, puedes observar glaciar, cascada y bosque
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- Una ciudad encantadora que encanta por sus cerros pintados con casas de colores
- Un río turquesa por el que puedes hacer kayak por catedrales de mármol
- Un islote donde las leyendas te atraen para que degustes curanto, camines paisajes y conozcas iglesias encantadoras
- Unas termas que se integran a la perfección con la naturaleza
- Viñas en los que degustar algunos de los mejores vinos del planeta
Sólo de describir Chile, ya tengo ganas de empezar a ahorrar para volver y plantar mi bandera como mochilero para que la máquina de generación de recuerdos empiece a funcionar a todo gas.
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Y ahora, volviendo al título, parece que me equivoqué. Pero no. Chile no es el mejor país del mundo. Sí puedo resaltar algo negativo que acabó quebrando algunos momentos de felicidad. Y es que lamentablemente en Chile se permite que una parcela de playa o de mucho interés turístico pertenezca a una sola persona. Que gente local te diga que ya no puede ir una playa donde se bañaba de pequeño, porque alguien la acabó comprando es algo me destroza.
Chile, compitiendo con Islandia, es el país más interesante a nivel paisajístico que he visitado. Pero no puedo decir que es el mejor país del mundo, porque de verdad confío en toparme con la misma belleza chilena, pero con gente que gestione esa belleza como un patrimonio de las personas que viven y no como un negocio para conseguir un beneficio económico de algunos.
