Viajar, Viajar, viajar moverse de aquí para allá, ir para donde te lleva el viento. Parece que esta vez el viento sopló para el sur y así fue que de Alemania bajamos a Italia, atravesando unos paisajes increíblemente bellos por los Alpes Suizos y finalmente llegamos a Roma.
¿Qué decir de Roma, no? Una ciudad tan característica de Europa. Callecitas con flores de colores y empedrados tan antiguos como la civilización. Caminar, caminar y caminar, ¿qué otra nos queda? Puede que caminar y viajar sea lo mismo, lo lindo es sentir que estamos vivos.
Qué ver en Roma
Primero fuimos a conocer la famosísima Fontana de Trevi donde nos deleitamos por el color de sus aguas, tamaño y belleza. Estuvimos un largo rato allí pero la cantidad de gente que hay tomando fotos es un poco imbancable, por eso decidimos seguir nuestro camino en búsqueda del Coliseo. Para nuestra suerte, en el camino nos cruzamos con el Panteón, la Plaza España y la plaza Venecia, lugares que indudablemente tenés que pasar a visitar.
Poco antes de llegar al Coliseo, está la antigua Ciudad Romana y es ahí en donde el viaje comienza. Pensar que las piedras que están ahí pueden tener la edad de Cristo nos hizo poner al piel de gallina. Seguimos caminando, paso a paso estamos más cerca, cuando de pronto ahí lo vimos, igualito que las fotos posaba el enorme Coliseo para nosotros.
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Después de un rato de andar allí dando vueltas, mirándolo y sacando un millón quinientas mil fotos decidimos volver hacia el hostel, ya que estaba lejos y teníamos una caminata larga, nos despedimos del Coliseo sin sospechar que nos veríamos nuevamente muy pronto.
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Dónde dormir en Roma
Paramos en un hostel muy lindo llamado Trustever, en el barrio con el mismo nombre. La verdad que quedamos fascinados con el hostel, una decoración super moderna y divertida. Nos dieron una habitación doble con baño privado tv y aire acondicionado, pero también tiene habitaciones compartidas muy lindas y con mucho recaudos de seguridad. Si bien no está en el centro de Roma, nos movimos siempre a pata por toda la ciudad (nos gusta el ejercicio).
A la tarde siguiente, después de haber trabajado por la mañana, salimos de paseo con dirección al Vaticano. La caminata fue larga pero muy agradable ya que en estas caminatas descubrís calles, lugares, colores que no te muestran los mapas. Por lo general la ciudades europeas no son muy grande y se puede ir de una a punta a la otra caminando. Llegamos al Vaticano justo para el atardecer, pudimos vislumbrar como la Plaza San Marcos y sus alrededores se fueron iluminando poco a poco mientras una luna creciente asomaba sus nariz. Fue una noche mágica entre el vaticano y el Castillo Sant´ Angelo. Caminamos, caminamos y caminamos, cruzamos un puente sobre el río Tíber y terminamos nuestra noche en el Coliseo.
Roma tiene mucho que mostrarte, y como siempre la mejor forma es caminar y caminar, prestando atención a cada detalle. Si usas tu imaginación puede ser un verdadero viaje al pasado.