Eynhallow es una de las misteriosas islas Orkney, en Escocia, que desde mediados del siglo 19 permanece completamente deshabitada. Su belleza natural, las ruinas medievales y las extrañas historias que esconde, la convierten en un destino muy atractivo para los viajeros más audaces.
¿Por qué solo un día al año?
Aunque la pequeña isla queda muy cerca de Gran Bretaña, permanece 364 días al año sin recibir ni un solo visitante, esto se debe a que Eynhallow está rodeada por furiosas corrientes marinas que hace que sea muy arriesgado que las personas intenten acercarse en sus propias embarcaciones.
La única forma de llegar a la isla y descender para conocerla es con un tour organizado por Orkney Heritage Society, una asociación de arqueólogos y aficionados que buscan proteger y dar a conocer la historia y las costumbres de la región. El paseo, que se hace solo un día de verano por año se convirtió en todo un éxito.
¿Por qué fue abandonada?
En 1851 una enfermedad llegó a la isla y obligó a que todas las familias abandonaran en lugar. Para asegurase de desinfectar la tierra y que nadie volviera a vivir allí, el terrateniente mandó a desmantelar todos los techos de las casas.
Aunque también hay algunas leyendas acerca de ese misterioso lugar, como la de los Finfolk, una especie de malvados seres mágicos que habitaban la isla durante el verano y tenían poderes para navegar y controlar las mareas y las tormentas. Los más supersticiosos les adjudicaron la desaparición de dos turistas que nunca regresaron del paseo en 1990 y que no fueron encontrados a pesar de la intensa búsqueda.
¿Qué ver en Eynhallow?
La isla tiene una superficie de 75 hectáreas con imponentes acantilados que las aves aprovechan para anidar, entre las especies que se encuentran están las golondrinas, gaviotas, frailecillos y cormoranes. En Eyhallow casi no hay árboles aunque sí muchas flores silvestres.
Además de la belleza natural y la inquietante soledad, las ruinas son el siguiente atractivo, especialmente los restos de un antiguo monasterio de piedra. Los arqueólogos pudieron identificar lo que habría sido una capilla, el arco de la nave, el claustro y la torre del campanario, además de algunas viviendas y restos de sepulturas de la Edad de Piedra.