Se trata de una escultura en Pekín que ha sido diseñada y creada para celebrar el 80° aniversario de la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín (BFSU por sus siglas en inglés). Los amantes de los idiomas apreciarán la obra que, sin dudas, actúa en consonancia con los valores de comunicación, intercambio y conexión de la universidad.
A cargo del artista Hu Quanchun, se ha diseñado una escultura fluida con una sorpresa especial grabada en la parte inferior. En toda la superficie, la palabra “hola” está escrita en 101 idiomas diferentes. La propuesta no es casual: refleja, sin más, los 101 programas lingüísticos de la BFSU y la cálida acogida que la institución hace hacia otras culturas.
Según se puede ver por fotografías, durante la noche, las palabras cobran vida con luces LED que les dan un suave brillo. Desde el swahili (jambo), pasando por el nigeriano (bawo ni), hasta el checo (ahoj), los idiomas están colocados juntos de manera que muestran cómo son capaces de conectarse sin dejar de ser únicos.
La elección de incorporar el lenguaje a la escultura, titulada Endlessness, no es la única forma de expresar la misión de la BFSU. Hu Quanchun y su equipo también pensaron mucho en la forma que debía adoptar la pieza. La forma rítmica y fluida no solo es agradable a la vista, sino que fue seleccionada tras la cuidadosa evaluación de varios factores.
En cuanto a la fisonomía de esta escultura en Pekín, cabe destacar que la forma ovalada es una manera simbólica de evocar la comunicación, el intercambio y la conexión, tres ideas clave en la BFSU. Luego de realizar una evaluación del lugar, el artista y su equipo se dieron cuenta de que podían utilizar la escultura para alinear mejor el espacio. La pieza se encuentra en una plaza junto a la puerta oeste del campus.
La mencionada plaza incluye también los tres principales edificios de enseñanza de la universidad. El diseño del espacio está ligeramente desviado, ya que la puerta y el edificio de enfrente no están perfectamente alineados. Para compensarlo, el equipo consideró que lo mejor era optar por una forma horizontal, que disimula el desajuste, en lugar de una composición vertical que lo exagerara. Por su parte, el acero desgastado como material para la obra fue elegido para que coincidiera con el color de los edificios circundantes y ayudara a la escultura a integrarse con su entorno.