Situada en la prefectura Aomori, al norte de Japón, Inakadate es un pueblo que se ha
convertido en un fenómeno mundial tras utilizar sus arrozales para realizar bellísimas
obras de arte.
En Inadakate viven alrededor de ocho mil habitantes en 22 kilómetros cuadrados y desde
sus inicios, hace casi 2 mil años, esta población se sustenta a partir del cultivo de arroz,
aunque desde hace ya casi un cuarto de siglo, allí también se siembra arte.
Cuando en 1981 un grupo de arqueólogos localizaron en Inadakate los restos de unos
arrozales con más de dos milenios de antigüedad, el pueblo imaginó un parque temático
neolítico con intenciones de estimular la visita de los turistas y hacer plata. Mala idea.
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Una década más tarde, aquella atracción solo era capaz de coleccionar polvo en lugar de
turistas y acumulaba deudas millonarias. Pero en 1993, un poblador llamado Koichi Hanada se le ocurrió homenajear la historia del lugar con imaginación, arte y semillas: utilizando los cultivos de la zona como lienzo y el arroz como pincel.
Así nacía el Arte Tanbo, una nueva manera de expresar la identidad regional, que se
convirtió en una tradición anual. Cada abril, un grupo de sabios locales deciden qué
imagen se delineará sobre los campos. Luego, mil doscientos voluntarios se encargan de
plantar y dar forma a los dibujos.
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El arte Tanbo no solo expresa conceptos sobre la cultura regional o local, sino que
también incluye pinturas históricas y representaciones de la cutltura popular, como Star
Wars, Mazinger Z o Godzilla.
Para que los dibujos no solo se aprecien desde el aire, también construyeron un puesto
de observación, con aspecto de castillo medieval japonés, construido en el ayuntamiento.