“A veces perdía un par de trenes solo para poder escucharlo”, dijo Margaret McCollum al Daily Mail.
Cuando sufrimos la pérdida de alguien especial para nosotros, guardamos todas las cosas que nos traen recuerdos para hacernos sentir que todavía está a nuestro lado. Una prenda, un objeto, una foto o incluso su voz.
Esto último es lo que acerca a Margaret McCollum a su esposo Oswald Laurence, quien falleció en 2007 a causa de los problemas cardiovasculares que lo aquejaban. A pesar de la tristeza que esto dejó a la inglesa, tuvo el consuelo de poder escucharlo todos los días después de su muerte, y de una manera tranquila.
Oswald grabó un anuncio en el metro de Londres (Inglaterra) en 1950 que dice “mind the gap”, y esto es más que suficiente para que Margaret se alegre de sentir a su marido cerca cada vez que utiliza este medio de transporte.
La voz de Oswald se escucha específicamente en la estación Embankment del metro de Londres, un lugar que se volvió muy especial para Margaret.
“Él nunca estuvo muy lejos en mi cabeza y en mi corazón. Y saber que podía ir y escuchar su voz fue simplemente maravilloso. Fue un gran consuelo. Iría y me sentaría en la plataforma”, dijo la señora al Daily Mail.
Oswald fue actor, con un gran talento que le permitió interpretar diferentes papeles en comedias y algunos episodios de la serie de televisión El Santo, junto a Roger Moore.
“A veces perdía un par de trenes solo para poder escucharlo. Aunque podía hacer acentos, era su voz natural: clara, precisa y con autoridad. Su anuncio no decía ‘por favor’, era perfectamente minimalista. Así que eso era lo que hacía, hasta noviembre de 2012, hasta que un día escuché una voz diferente”, dijo Margaret al medio de comunicación.
Más tarde ese año, la línea del metro cambió la voz del difunto esposo a una digitalizada, lo que molestó a la mujer.
Margaret lo discutió con los gerentes de la empresa y aceptaron su solicitud. La voz de Oswald volvió a la línea de metro en 2013 y también se le envió en formato de CD para que también la escuchara en casa. “Siempre supe que incluso cuando él no estaba, podía ir y escucharlo cuando quisiera”, dijo la mujer al Daily Mail.
Fue precisamente la voz de Oswald la que la conquistó en 1992, cuando se conocieron en un viaje mientras él era su guía turístico y tenía la “voz más hermosa” que jamás había escuchado. Se casaron en 2003 y estuvieron juntos hasta su muerte, pero la estación de tren los mantiene tan unidos como siempre.