Son pocas las personas que no han escuchado algo sobre Ana Frank. Mundialmente conocida gracias al Diario de Ana Frank, la edición de su diario íntimo, donde dejó constancia de los casi dos años y medio que pasó ocultándose, con su familia y cuatro personas más, de los nazis en Ámsterdam.
Dónde está la casa de atrás, el escondite de Ana Frank en Ámsterdam?
Ana Frank nació en el año 1929 en el seno de una familia judía de Frankfurt, Alemania. Otto Frank, su padre, consiente de los avances del nazismo en Alemania y de los acechos contra los judíos, trató de huir, junto con su familia, en más de una ocasión. Antes de comenzar la guerra, emigró a Ámsterdam, donde fundó su empresa. Con la invasión alemana de Países Bajos, quiso escapar, sin éxito. Al no conseguirlo, dispuso preparar un refugio donde la familia Frank intentó protegerse. Poco tiempo después, se unieron a ellos el Dr. Fritz Pfeffer, un dentista judío (al que Ana dio el nombre de Albert Dussel en su Diario), y la familia van Pels (identificada como van Daan en el Diario), formada por Hermann y Auguste Van Pels y el hijo de ambos, Peter.
El escondite se preparó en la parte de atrás del edificio que alojaba las oficinas de la empresa de Otto, en lo que llamarían “la casa de atrás“, en la calle Prinsengracht 263, junto a uno de los famosos canales de Ámsterdam.
Si en 1942 el lugar pasaba desapercibido entre las oficinas de empresas y algunas casas particulares, hoy es fácilmente identificable por la cola de visitantes que esperan pacientes el momento de entrar a visitarlo.
La Casa: de la estantería móvil al desván…
“Nuestro escondite sólo ahora se ha convertido en un verdadero escondite. Al señor Kugler le pareció que era mejor que delante de la puerta que da acceso a la Casa de atrás colocáramos una estantería, ya que los alemanes están registrando muchas casas en busca de bicicletas escondidas. Pero se trata naturalmente de una estantería giratoria, que se abre como una puerta.” apunta Ana Frank en su diario el 21 de agosto de 1942.
Nada más superar esa “estantería giratoria”, está la escalera para subir a la planta superior del museo, pero también hay un pequeño pasillo que lleva hasta las dos habitaciones del escondite y el baño.
En la superior, se encuentra el salón comedor que hacía también las veces de dormitorio de los van Pels y una escalera de mano que llevaba hasta el desván utilizado como despensa. En el cuarto en el que está la escalera de mano, Peter, tenía su habitación.
Cómo pudieron sobrevivir 2 años escondidos y el triste final
Hubo cuatro empleados de la empresa –Víctor Kugler, Johannes Kleiman, Miep Gies y Bep Voskuijl– que sabían de la existencia del anexo y también sabían de las personas que ahí se escondían. Ellos les llevaban comida y les proporcionaban información sobre los acontecimientos de la guerra. Pero en 1944, alguien delató a las familias que se escondían ahí y todos fueron trasladados a campos de concentración, incluyendo a Ana Frank, quien murió poco antes de que se terminara el conflicto armado. El único sobreviviente de la guerra fue el padre de Ana, Otto Frank.
Cuando Otto Frank regresó, decidió que no se reconstruyera el escondite con copias de los muebles – la casa fue vaciada por la Gestapo – , sino que se dejara vacío para representar el propio vacío que él sentía por la pérdida de sus seres queridos.
En el museo hay documentos, fotos y objetos pertenecientes a aquellos que se ocultaron en la casa. Todo se encuentra en exhibición permanente, además de que también hay un paseo virtual a través de la casa, con información extra sobre todos los personajes de esta historia.
Ya en la planta baja, hay una última sala que es necesario no pasar por alto y en la que creemos que merece la pena detenerse. Se trata de una amplia estancia en la que se puede tomar asiento y asistir a un pase de pequeños vídeos donde se invita a reflexionar sobre la libertad de expresión, las censuras y la discriminación. Tras el pase de cada pieza animan a los visitantes a votar a favor o en contra de varias cuestiones que pondrán a prueba sus convicciones sobre la libertad, la tolerancia o el racismo.
Y es que la Casa de Ana Frank no es sólo un museo, sino también un espacio didáctico del cual podemos salir aprendiendo varias lecciones.
ATENCIÓN: Información importante si planeas visitar el Museo de Ana Frank este otoño: Debido a trabajos de renovación, a partir del 16 de octubre de 2017 todos los visitantes deben comprar su entrada en línea (con horario marcado) por adelantado.
Un comentario
Tube la oportunidad de visitar la ciudad de Berlín, donde vivió Ana Frank, y Ámsterdam visitando el museo, me parecio sumamente interesante, y obviamente yo estoy a favor de la libertad de expresión, de no al racismo y clasismo, si a la igualdad de derechos. El ser humano sea cual fuera su raza, su creencia, su ideología y sus preferencias sexuales, merece respeto de todos y esta obligado a respetar. Como trato a mis congéneres quiero el mismo trato, todos somos hijos de un mismo creador.