La gobernadora Kathy Hochul aprobó el pasado sábado 31 de diciembre una ley para legalizar la degradación orgánica natural, popularmente conocida como «compostaje humano«. De esta manera, Nueva York se convierte en el sexto estado en el país en permitir dicho método de entierro: el estado de Washington fue el primero en legalizar el compostaje humano en 2019, le siguieron Colorado y Oregon en el año 2021, y Vermont y California en 2022.
¿En qué consiste esta idea de compostaje humano ante la muerte de una persona? Según han indicado especialistas, el proceso consta de que el cuerpo del fallecido se coloca en un recipiente reusable junto con materia vegetal, como astillas de madera, alfalfa y paja. Así, la mezcla orgánica crea el hábitat perfecto para que los microbios hagan su trabajo, al descomponer rápida y eficientemente el cuerpo en aproximadamente un mes. El resultado final es casi un metro cúbico de abono para tierra, el equivalente a unas 36 bolsas de tierra, que puede usarse para plantar árboles o enriquecer tierras de conservación, bosques o jardines.
Para muchas personas, esta alternativa y método ecológico de entierro se alinea con una visión filosófica de la vida: vivir en una forma ecológicamente consciente. El proceso ocurre en edificios especiales y, a diferencia de los entierros tradicionales, la descomposición ocurre encima de la tierra.
Por su parte, la Conferencia Católica del estado de Nueva York, un grupo que representa a los obispos en el estado, desde hace mucho tiempo se opone a la nueva ley y ha demostrado su disconformidad ante lo anunciado, ya que dice que el método de entierro del compostaje humano resulta algo inapropiado: “Un proceso que es perfectamente apropiado para regresar trozos de vegetales a la tierra no necesariamente es apropiado para cuerpos humanos”, expresó en un comunicado Dennis Post, director ejecutivo de la organización.
Lo cierto es que este tipo de iniciativas suponen también un gran cambio de paradigma no solo en cuanto a la elección de cómo una persona quisiera permanecer en el plano material una vez que fallezca, si no también genera una línea de accionar bastante especial en pos del cuidado del medioambiente: una empresa estadounidense, Recompose, ha dicho que su servicio puede ahorrar una tonelada de carbono en comparación con una cremación o un entierro tradicional.
Como si no fuera suficiente, esta práctica también conocida como «muerte verde» o «reducción orgánica natural» resultaría un punto a favor para aquellas ciudades donde el espacio para cementerios es limitado. La aprobación del proceso por parte de Nueva York fue «un gran paso para el cuidado de la muerte verde accesible en todo el país», dijo un proveedor con sede en Washington, Return Home, en diálogo con New York Post.
En cuanto a precios, cabe destacar que la alternativa resulta comparable en buenos términos: Recompose, cuya planta en Seattle es una de las primeras del mundo, cuenta con una tarifa de US$7.000; mientras que el precio medio por un funeral con entierro en Estados Unidos fue de US$7.848 en 2021, o de US$6.971 por un funeral con cremación, según la Asociación Nacional de Directores de Funerales (NFDA).