Ubicadas en el desierto costero del sur de Perú, estas enormes figuras grabadas en el suelo siguen siendo un misterio para visitantes, estudiosos e investigadores. Con más de 800 figuras de gran escala datadas, también conocidas como «geoglifos de pampas de Jumana», las líneas de Nazca representan siluetas de animales, árboles y flores e incluso figuras humanas.
El primer avistamiento de los glifos data del año 1920, pero se estima que sus autores empezaron a hacerlos hace más de 2.000 años. Los nazcas fueron un pueblo preincaico que habitaba el sur de Perú entre el siglo I y VII antes de Cristo. La palabra nazca significa «lugar de sufrimiento o dolor» y se le otorgó debido al clima y el ambiente desfavorable de la región. Este lugar costero es uno de los más áridos del mundo pese a que en su territorio hay diez ríos provenientes de los Andes. Pero desafortunadamente, la mayor parte de estos afluentes carecen de agua la mayoría de los meses del año.
Caminos incas, proyectos e regadío, imágenes para ser observadas o pistas de aterrizaje para naves extraterrestres. Son numerosas las teorías que pretenden dar explicación al origen de las Líneas de Nazca. Pero pese a incontables estudios, todavía es un misterio de nuestra historia.
Tras la Segunda Guerra Mundial, una profesora alemana llamada María Reiche, realizó una primera investigación sobre los geoglifos. Reiche dedicó su estudio al análisis y observación de las representaciones ubicadas a las afueras de Nazca y Palpa. Su hipótesis, que a día de hoy sigue apoyada por numerosos estudiosos, era que se utilizaban como calendario astronómico, pero fue rechazada y descartada por algunos expertos.
Otra de las hipótesis que se encuentran planteadas es la que sostiene que se tratan de elementos utilizados para rituales y ceremonias en las que el pueblo nazca recorría en procesión el interior de estas líneas. Estudiosos alemanes y peruanos afirman que estas figuras fueron aumentando su tamaño debido a un aumento de la población que requería más espacio para sus rituales.
Para nuestra pena, las Líneas de Nazca no son ajenas al paso del tiempo y al desarrollo del ser humano. Inevitablemente, la construcción de infraestructuras y carreteras, el turismo o la agricultura y ganadería han dañado alguno de los trazados de los geoglifos originales.
Lo único real y que se encuentra confirmado sobre este espectáculo visual es que no todos los geoglifos fueron trazados al mismo tiempo ni con el mismo propósito. Esta maravilla prehistórica es un reflejo de la belleza de las culturas que han habitado y habitan nuestro planeta y deben ser respetadas y conservadas con cautela para que las miles de personas que las visitan puedan hacerlo durante muchos años más.