Es asombroso ver uno de los sitios más impactantes que nuestros ojos pueden presenciar, el cual alberga el centro budista tibetano más grande del mundo entero. Observar sus calles es como estar en un lugar completamente ajeno a este planeta
Una impresionante capa carmesí se extiende por las pendientes de la montaña, miles de viviendas trepando por la colina, formando un intrincado laberinto, mientras un imponente monasterio central acapara toda la atención en un lugar que solo puede dejar a uno perplejo. Larung Gar es uno de esos destinos excepcionales que solo se encuentran una vez en la vida.
Este sitio, situado en el corazón del Tíbet oriental, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar y al pie de las majestuosas montañas del Himalaya, ha adquirido renombre internacional por sus notables enseñanzas a monjes y monjas budistas. Personas de todo el mundo acuden a este lugar con la firme determinación de adquirir un profundo conocimiento sobre el budismo tibetano. De hecho, a lo largo de los años, este centro ha sido el epicentro mundial de estas valiosas enseñanzas.
Los estudiantes provenientes de diversas partes de Asia deben enfrentarse a una amplia gama de habilidades, incluyendo clases de inglés, chino, medicina, astronomía y filosofía, entre otras. Estos programas académicos valoran especialmente el conocimiento del entorno y recompensan la sabiduría lógica e histórica.
Sin embargo, Larung Gar, la maravilla inalcanzable del Himalaya, es un destino al que solo unos pocos privilegiados pueden acceder. Esto se debe principalmente a las restricciones de acceso impuestas a los extranjeros, a menos que se obtenga uno de los escasos permisos oficiales proporcionados por la ciudad. Además, la ciudad más cercana a este lugar se encuentra a una distancia de 650 kilómetros, lo que implica un agotador viaje en automóvil de entre 13 y 15 horas para llegar al pueblo.
En la actualidad, este lugar se ha convertido en el hogar de una asombrosa comunidad de más de 40.000 monjes y monjas, quienes residen en modestas cabañas de madera de color rojo, perfectamente apaciguadas en las laderas de la montaña. Estas viviendas, que constan de solo dos o tres habitaciones, carecen de comodidades básicas como agua potable y baños individuales.
En Larung Gar, al igual que en cualquier ciudad, existe un epicentro vital, y en este caso se trata de su imponente monasterio central, establecido en 1858 por el maestro tibetano Gelong Thubten Gyatso. Este monasterio es uno de los más extensos en todo el Tíbet y posee una significación sagrada destacada dentro del budismo.
En su interior, el monasterio alberga valiosas pinturas murales y una notable colección de estatuas de Buda. No obstante, la característica más destacada de este centro es su ubicación privilegiada, siendo el único lugar en toda la ciudad que recibe luz solar durante todo el día. Más allá de ser simplemente un centro para estudios sagrados, el monasterio se convierte en un espacio de aprendizaje y crecimiento.
Es aquí, en particular, donde se imparten clases de meditación, oración y retiro espiritual para los miles de estudiantes que, año tras año, acuden a esta remota ciudad con el deseo de convertirse en verdaderos monjes o monjas tibetanos. El epicentro de esta ciudad brinda una sensación inigualable de paz y serenidad.
Las condiciones de vida en esta ciudad no son óptimas para abastecer a la gran cantidad de personas, alrededor de 40,000, que residen en su interior. Sin embargo, el verdadero peligro que acecha este lugar no radica en sus condiciones, sino en las políticas de confrontación promovidas por China durante años.
Durante décadas, Pekín ha reivindicado su soberanía sobre esta región del Himalaya. No obstante, lo que ha caracterizado históricamente al Tíbet es que ha pasado parte de su historia como una entidad independiente, gobernada en ocasiones por dinastías chinas o mongoles.
Los conflictos políticos han resultado en la intención del gobierno chino de reducir la población de la ciudad en los últimos años. Tanto es así que el 20 de julio de 2016 comenzó un proceso de disminución en Larung Gar, desalojando y trasladando al menos a la mitad de sus residentes.
Según la perspectiva de los budistas tibetanos, esta ha sido una de las acciones más crueles perpetradas en los últimos años, ya que les han arrebatado la posibilidad de mantener uno de los principales centros de estudio del budismo tibetano en todo el mundo.
No obstante, siempre quedarán las impresionantes imágenes aéreas que encapsulan la asombrosa magnificencia de este lugar, representando una expresión vívida de asombro.