Científicos marinos se han topado con un hallazgo extraordinario frente a las costas de Nueva Inglaterra: una ballena gris, especie que se creía extinta en el océano Atlántico desde hace dos siglos. Este descubrimiento sobrecoge y resalta el profundo impacto del cambio climático en los ecosistemas marinos. Investigadores del Acuario de Nueva Inglaterra, en Boston, avistaron a la ballena gris mientras realizaban un vuelo de investigación a 50 kilómetros al sur de Nantucket, Massachusetts, el pasado 1 de marzo.
La ballena gris, con un impresionante peso de hasta 27.215 kilos, es una especie comúnmente encontrada en el norte del océano Pacífico. Su presencia en aguas del Atlántico ha desconcertado a los científicos, quienes estiman que fue avistada por primera vez frente a la costa de Florida en diciembre pasado.
El cambio climático está desencadenando cambios fundamentales en los patrones migratorios de las especies marinas. La desaparición del hielo en el Paso del Noroeste, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico a través del Ártico, ha permitido que las ballenas grises viajen más libremente durante los veranos recientes.
Este avistamiento no solo es emocionante, sino que también plantea preguntas urgentes sobre la evolución del clima y su impacto en la biodiversidad marina. Aunque las ballenas grises han mostrado una recuperación notable desde la era de la caza comercial de ballenas, la población occidental sigue siendo vulnerable.
El encuentro con esta ballena gris «increíblemente rara» es una llamada de atención sobre la importancia de proteger y preservar nuestros océanos en un mundo afectado por el cambio climático y la actividad humana. Su presencia inesperada nos recuerda la fragilidad y la sorprendente capacidad de adaptación de la vida marina ante los desafíos ambientales actuales.