En las callejuelas cercanas a Sensoji, el templo más antiguo de Tokio, emerge otro ícono de la tradición: Onigiri Asakusa Yadoroku. Fundado en 1954, este establecimiento se considera el más antiguo especializado en onigiri (bolas de arroz japonesas) en toda la ciudad.
«La historia detrás de nuestro negocio es simple», comparte Yosuke Miura, el propietario de tercera generación. Mi abuelo estaba desempleado y mi abuela luchaba por mantenernos económicamente estables». Para sostener a su familia, la abuela de Miura estableció este restaurante de onigiri, cuyo nombre lleva una connotación particular: Asakusa es el nombre del distrito, mientras que Yadoroku, que se traduce como «Casa Seis», tiene un significado más desafiante, derivado de «rokudenashi», que significa «persona inútil».
Los onigiri, omnipresentes en la cultura culinaria japonesa, son bolas de arroz rellenas y envueltas en alga nori. Desde sus humildes orígenes hasta su inclusión en las cajas bento en trenes en 1885, estos refrigerios han deleitado a viajeros y trabajadores hambrientos durante siglos. Hoy en día, Onigiri Asakusa Yadoroku es un punto de referencia internacional, atrayendo a visitantes de Japón y de todo el mundo. Incluso ha sido reconocido en la Guía Michelin como un Restaurante Bib Gourmand desde 2019.
«La clave de un delicioso onigiri radica en el equilibrio entre el arroz, el alga y los rellenos«, señala Miura. Aunque la tienda utiliza ingredientes de todo Japón, como camarones en salsa de soja y ciruelas encurtidas, solo emplea alga nori de Tokio.
El proceso de creación de estas delicias es meticuloso, desde la selección del arroz hasta la elección de los rellenos. Después de probar más de 30 tipos de arroz, Miura selecciona cuidadosamente la variedad que se utilizará durante el año. Con una pasión arraigada en su infancia, Miura lleva el legado de la familia con orgullo y autenticidad.
Para él, Onigiri Asakusa Yadoroku no es solo un negocio familiar, sino una manifestación de su amor por el onigiri. En un mundo cada vez más globalizado, Miura celebra la versatilidad del onigiri y experimenta con ingredientes de diversas culturas, adaptando así estos bocados tradicionales a los paladares contemporáneos.
Ya sea un onigiri clásico o una creación moderna, la esencia de la tradición y el gusto por la autenticidad prevalecen en este rincón histórico de Tokio.
