Una joya escondida en la provincia argentina de Chubut ha brillado en la escena internacional al ubicarse en el puesto 51 del prestigioso ranking de Beach Atlas, entre las 100 mejores playas del mundo. El Doradillo, reconocida por su impresionante extensión de 3 km de ancho y 25 km desde Punta Arco hasta Cerro Prismático, ha capturado la atención mundial gracias a su singular espectáculo: la cercanía con las majestuosas ballenas francas australes que se avistan a pocos metros de la costa.
En un giro refrescante en la evaluación de playas, Beach Atlas adoptó un enfoque amplio y multifacético en la búsqueda de lo extraordinario. Más allá de las arenas blancas y aguas cristalinas, el Premio Playa Dorada 2024 se sumerge en criterios que abarcan desde el valor para la comunidad local hasta la diversidad natural y la relevancia cultural.
Este enfoque inclusivo y diversificado permitió que otras maravillas de América se destacaran en el panorama global. Tres de ellas incluso se alzaron en el top 10: Waikiki en Hawái, Copacabana en Brasil y Glass Beach en Estados Unidos, ocupando los codiciados puestos 3, 4 y 7 respectivamente.
Waikiki, susurrando historias de diversidad de género y herencia indígena, mientras que Copacabana mezcla vibrante vida brasileña con la impresionante belleza natural de sus costas. Glass Beach, una obra maestra de la naturaleza, transformó décadas de vidrio desechado en una playa resplandeciente de guijarros de colores, demostrando el poder de la naturaleza para recuperar y embellecer.
Desde la vibrante Ipanema en Brasil hasta la histórica Miami Beach en Estados Unidos, este listado resalta la diversidad y la riqueza cultural de las costas americanas. Playas como Playa del Amor en México, Bahía Inglesa en Chile y Varadero en Cuba, destacan por su importancia histórica y su arraigo en la cultura popular, extendiendo su encanto más allá de su belleza natural.
Este reconocimiento no solo celebra destinos turísticos, sino que también honra lugares donde florece la cultura local y la vida comunitaria, haciendo eco del vínculo íntimo entre la humanidad y la naturaleza en estos tesoros costeros. En un mundo sediento de conexión con lo auténtico, estas playas emergen como faros de autenticidad, belleza y significado en un vasto océano de posibilidades.