Muy cerca de Llanes se encuentra una playa cuyo nombre produce una conmovedora eufonía: Gulpiyuri. Conocida por ser la playa más pequeña del mundo, es una auténtica joya natural situada cien metros tierra adentro.
Al llegar a Gulpiyuri, el visitante se encuentra con un paisaje sorprendente. En lugar del esperado horizonte marítimo, una mole kárstica se alza frente a nosotros. Esta peculiar playa, de apenas 50 metros de largo y 30 de ancho, parece más una piscina natural que una playa. Su belleza prístina le ha valido el reconocimiento como monumento natural y forma parte del Paisaje Protegido de la Costa Oriental de Asturias.
Gulpiyuri deriva de un término astur que significa «círculo pequeño«, una descripción perfecta para este enclave único. Rodeada de verdes prados agrícolas, esta playa se formó gracias a un fenómeno kárstico: el mar creó una cueva hacia el interior y, al hundirse el fondo de la cueva, dejó un hueco circular. Aunque tierra adentro, Gulpiyuri sigue conectada al mar a través de una grieta subterránea, permitiendo la entrada de agua salada.
Para llegar a Gulpiyuri, solo se necesita una caminata de un kilómetro, bastante sencilla comparada con otras travesías, como la que se requiere para acceder a la famosa Cala Mitjana en Mallorca. Este acceso relativamente fácil y su aislamiento han permitido que la playa se mantenga en excelente estado de conservación.
La playa ofrece un escenario idílico para pasar una jornada familiar. La poca profundidad del agua permite que los niños disfruten de un baño seguro, mientras que la arena clara y gruesa es perfecta para jugar y hacer castillos. Además, los acantilados que rodean Gulpiyuri actúan como parapeto contra los fuertes vientos, creando un ambiente tranquilo y protegido.
Además de Gulpiyuri, el concejo de Llanes cuenta con otras playas espectaculares, como la playa de Barro. Sin embargo, Gulpiyuri se destaca por su tamaño diminuto y su encanto singular, convirtiéndola en un destino imprescindible para quienes buscan experiencias únicas en la naturaleza.
En definitiva, la playa más pequeña del mundo es una joya escondida en Asturias que merece ser descubierta. Al planificar tus próximas vacaciones, no olvides marcar en tu itinerario el pueblo de Naves y la increíble Gulpiyuri.