Una pequeña comunidad en las remotas Islas Pitcairn, ubicada en el océano Pacífico, está buscando nuevos residentes y ofrece un incentivo inusual: un terreno gratuito para aquellos que deseen construir su hogar allí. Aunque la idea de mudarse a una «isla paradisíaca» suena tentadora, esta propuesta viene con algunos desafíos importantes, como vivir en uno de los lugares más aislados del mundo.
Con una población de alrededor de 50 personas, la mayoría descendientes de los famosos amotinados del HMS Bounty de 1789, las Islas Pitcairn han lanzado un programa para atraer nuevos habitantes. Si bien los nuevos residentes pueden recibir una parcela de tierra gratis, deben cubrir los costos de construcción y cumplir con ciertos requisitos de migración.
Torika Christian, una de las actuales residentes y descendiente directa del líder del motín, Fletcher Christian, describe la vida en Pitcairn como un verdadero paraíso, lleno de actividades como la pesca y el buceo. Sin embargo, también advierte que la soledad es una realidad a la que hay que acostumbrarse. «Crecí aquí sin notar el aislamiento hasta que estudié en Nueva Zelanda», relata. En la isla, los niños cursan la primaria, pero deben trasladarse a Nueva Zelanda para la secundaria.
El único medio de transporte confiable entre Pitcairn y el mundo exterior es el barco Silver Supporter, que conecta la isla con las Islas Gambier una vez a la semana, trayendo turistas y suministros. Aunque la vida en Pitcairn ofrece tranquilidad y un fuerte sentido de comunidad, las limitaciones médicas y la dificultad de acceso son importantes factores a considerar antes de hacer las maletas y mudarse a este paraíso aislado.
Pese a los retos, Torika afirma que no cambiaría su hogar por ningún otro lugar en el mundo. Las Islas Pitcairn necesitan más personas dispuestas a contribuir y formar parte de esta pequeña, pero unida comunidad. ¿Te atreverías a empezar una nueva vida en este rincón remoto del Pacífico?