En el corazón de la Patagonia, un rincón inesperado ha cautivado la imaginación de viajeros y curiosos de todo el mundo. Se trata del «Huevo de Dragón», una excéntrica habitación que combina arte, arquitectura y mitología en un entorno único en Trevelin, Chubut. La creación, obra del arquitecto argentino Martín de Estrada, nació de un golpe de suerte y mucho ingenio: un premio de $100,000 dólares obtenido en el concurso OMG Fund de Airbnb, que buscaba ideas innovadoras en hospedajes.
El «Huevo de Dragón» no es un simple alojamiento. Su estructura ovoide, revestida de chapas onduladas de hierro galvanizado y sostenida por columnas metálicas, se alza sobre un terreno de 6,000 m² con vistas privilegiadas a las montañas. Este peculiar refugio de 22 m² está diseñado para alojar a dos personas, ofreciendo una experiencia íntima y única. Desde su apertura en marzo de 2024, ha atraído tanto a turistas locales como a visitantes de lugares tan lejanos como Canadá y Croacia.
Un diseño que transforma vidas
Para Martín de Estrada, el «Huevo de Dragón» representa más que un proyecto arquitectónico; es el símbolo de un renacimiento personal. Tras atravesar una crisis emocional y profesional, y mudarse a Trevelin en plena pandemia, el arquitecto encontró en este proyecto una forma de reconstruirse. Inspirado en la mitología galesa y el trabajo del escultor local Tomás Schinelli Casares, De Estrada diseñó una obra que combina simbolismo y funcionalidad.
“El dragón, como símbolo de transformación, encajó perfectamente con mi historia. Era como juntar todas las piezas rotas de mi vida y crear algo nuevo”, confesó De Estrada. El diseño del huevo, que en un principio fue concebido como un atelier personal, evolucionó hacia un concepto turístico gracias al concurso.
Una experiencia para los sentidos
Hospedarse en el «Huevo de Dragón» es como entrar a otro mundo. El interior, minimalista pero acogedor, combina paredes de barro y cal con un piso de madera cálido. Pequeñas ventanas estratégicamente ubicadas iluminan el espacio de manera natural, mientras que su forma curva genera una amplitud inesperada. El baño, separado del resto del ambiente, y una pequeña cocina completan la experiencia, pensada para estancias de tres a cuatro días.
En el exterior, los huéspedes pueden disfrutar de una plataforma con fogón central, un sendero hacia una piscina japonesa y vistas que invitan a la desconexión. Por las noches, la iluminación tenue transforma el lugar en un escenario casi mágico.
Un refugio que cautiva al mundo
Hoy, el «Huevo de Dragón» es mucho más que un alojamiento. Es un destino en sí mismo, un símbolo de resiliencia y creatividad que ha puesto a Trevelin en el mapa turístico global. Con una tarifa de $110 dólares por noche, ofrece a sus visitantes una experiencia inolvidable, donde la naturaleza y el diseño se unen para crear un refugio único en la Patagonia.
Para Martín de Estrada, este proyecto es la prueba de que los cambios más grandes nacen de los momentos más difíciles. Y para quienes lo visitan, el «Huevo de Dragón» es una puerta hacia un mundo de fantasía y tranquilidad, en medio del espectacular paisaje patagónico.
