En medio de la bahía de Homebush, en Sídney, un antiguo barco del siglo XX ha vivido una transformación insólita: en lugar de deteriorarse con el tiempo y el óxido, ha dado paso a un ecosistema flotante donde la naturaleza se ha abierto camino de forma sorprendente.
Con los años, las semillas transportadas por el viento y el agua encontraron un lugar fértil para crecer sobre el casco del SS Ayrfield, un viejo buque de carga. Actualmente, sus estructuras metálicas están cubiertas por una exuberante vegetación compuesta principalmente por manglares e higueras, formando un insólito bosque suspendido sobre las aguas.
Un Oasis de Vida Silvestre
Este escenario casi de fantasía no solo deslumbra por su apariencia, sino que también se ha convertido en un refugio natural para diversas especies. Entre las ramas y raíces que se aferran a los restos del barco habitan aves marinas, peces y pequeños crustáceos. Garzas, martines pescadores y otras especies encuentran alimento y protección en este pequeño paraíso.
Un Destino para los Amantes de la Naturaleza y la Fotografía
Considerado uno de los lugares abandonados más llamativos del mundo, este bosque flotante se ha convertido en un punto de atracción para viajeros, investigadores y fotógrafos. Su poderosa imagen, en la que conviven lo industrial y lo orgánico, es un símbolo viviente de la resistencia de la naturaleza y su extraordinaria capacidad para adaptarse y prosperar.
