Un vuelo comercial de United Airlines que cubría la ruta Denver–Los Ángeles el pasado 16 de octubre tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en Salt Lake City luego de que un globo meteorológico impactara directamente contra el parabrisas del avión en pleno vuelo. A bordo viajaban 140 personas, entre pasajeros y tripulantes, quienes vivieron minutos de tensión hasta que la aeronave logró descender sin consecuencias fatales.
El incidente ocurrió 38 minutos después del despegue, cuando el Boeing 737 Max se encontraba a 36.000 pies de altitud y a una velocidad de 636 km/h. Según el informe preliminar de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), el impacto dañó seriamente el parabrisas del avión y provocó heridas en el brazo del capitán, quien, pese a la situación, mantuvo el control del vuelo y pidió un descenso inmediato.

En un primer momento se pensó que el avión había chocado con basura espacial, pero las investigaciones posteriores confirmaron que el objeto era un globo meteorológico de la empresa WindBorne Systems, dedicada a la recopilación de datos atmosféricos.
El cofundador y director ejecutivo de la compañía, John Dean, reconoció la posibilidad de que uno de sus globos estuviera involucrado:
“Nos enteramos del vuelo UA1093 y de la posibilidad de que estuviera conectado a uno de nuestros globos. Inmediatamente iniciamos una investigación y presentamos los resultados preliminares a la NTSB y a la FAA”, explicó en redes sociales.
WindBorne, que asegura haber completado más de 4.000 lanzamientos sin incidentes graves, subrayó que todos sus globos están registrados ante la Administración Federal de Aviación (FAA) y que cada lanzamiento se realiza bajo estrictos protocolos de seguridad. Sin embargo, tras el choque, la empresa admitió haber introducido cambios urgentes para reducir el tiempo que los globos permanecen entre 30.000 y 40.000 pies, la misma franja donde operan los vuelos comerciales.
Además, WindBorne anunció que está acelerando el desarrollo de un sistema autónomo de evasión aérea, capaz de detectar y esquivar aeronaves en tiempo real mediante datos satelitales.

Los globos meteorológicos como los de WindBorne —que opera la constelación “Atlas”, la más grande del mundo— son herramientas clave para medir variables atmosféricas en regiones remotas o de difícil acceso. Cada unidad pesa apenas 1,1 kilos al momento del lanzamiento y se aligera progresivamente a medida que asciende.
El caso, que ya está bajo investigación oficial, reaviva el debate sobre la seguridad del tráfico aéreo en altitudes compartidas y la necesidad de actualizar las regulaciones para este tipo de dispositivos científicos.
Aunque ninguno de los pasajeros sufrió heridas, el susto fue enorme. Según trascendió, muchos escucharon un fuerte estruendo y vieron cómo el parabrisas del avión se agrietaba mientras la tripulación pedía calma. Finalmente, el aterrizaje en Salt Lake City se completó sin mayores incidentes y con un solo herido leve: el capitán que se enfrentó al inesperado choque con el cielo.

