Filipinas es el único país del mundo, además de la Ciudad del Vaticano, en el que el divorcio sigue siendo ilegal.
Recientemente, una nueva iniciativa de ley fue aprobada por la Cámara de Representantes para permitir los divorcios en Filipinas. Se espera que en un futuro, una amplia gama de razones, como diferencias irreconciliables, abandono, infidelidad y abuso, se podrán convertir en fundamento legal para poner fin a un matrimonio.
Este nuevo proyecto tendría que ser aprobado en el Senado el 15 de mayo y luego pasaría al presidente para su revisión. Pero Vicente Sotto III, el líder conservador de la mayoría en el Senado, se ha opuesto al divorcio y podría retrasar la inclusión de la iniciativa.
El proyecto de ley es una legislación poco común apoyada por representantes tanto de la mayoría como de los partidos de oposición. Un estudio reciente confirmó que el 53 por ciento de los filipinos apoya la legalización del divorcio.
La fuerte tradición católica, arraigada por los más de tres siglos de colonización española, convierte a Filipinas en el único país del mundo que prohíbe el divorcio.
Por el momento, existe la opción de anular el matrimonio, aunque el proceso suele costoso, largo y conflictivo. El trámite puede tomar meses, a menudo años, y costar miles de dólares, alcanzando hasta tres veces el ingreso anual promedio en Filipinas.