La obsesión de un hombre por un tesoro imaginario terminó en tragedia en Brasil. João Pimenta da Silva, un vecino de 71 años de la ciudad de Ipatinga (Minas Gerais), murió tras caer en un hueco de 40 metros de profundidad que él mismo había excavado durante más de un año.
Todo comenzó con un sueño que João interpretó como “profético”: debajo de su cocina habría un escondite lleno de oro. Convencido de que la visión era real, decidió iniciar una excavación artesanal dentro de su propia casa.
Para acelerar el trabajo, contrató a obreros a los que primero pagaba 14 dólares diarios, cifra que llegó a subir hasta los 191 dólares con tal de avanzar. El pozo siguió creciendo, estrecho y cada vez más hondo: un metro de ancho y la altura equivalente a un edificio de 12 pisos.
Con el paso del tiempo, su búsqueda se volvió una auténtica obsesión. Vecinos contaron al diario O Globo que el hombre aseguraba haber recibido “guía espiritual” y escuchar la voz de un espíritu que le indicaba que el oro estaba cerca. Incluso consideró usar dinamita para romper una roca que bloqueaba el avance.
A pesar de las advertencias de los vecinos sobre el peligro de mantener una excavación tan profunda dentro de una vivienda, João siguió adelante.
⚠️ La tragedia en el pozo
El 5 de enero de 2024, durante una jornada en la que intentaba retirar agua y barro acumulado, João intentó salir del hueco pero resbaló y cayó. Un amigo que estaba con él trató de ayudarlo, pero no pudo alcanzarlo y llamó a las autoridades.
Los bomberos lograron recuperar el cuerpo y los médicos confirmaron que el hombre sufrió lesiones graves en la cabeza, fracturas en las piernas y múltiples traumatismos que terminaron con su vida.
La historia se volvió viral en las redes sociales, tanto por la magnitud del pozo como por la forma en que João murió persiguiendo un tesoro que, al final, solo existía en su sueño.
