El pueblo argentino que todavía guarda un valle con huellas reales de dinosaurios

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Hay un lugar en La Rioja donde el paisaje parece detenido en otra era: un pueblo pequeño, silencioso y rodeado de montañas colosales donde todavía se pueden ver huellas de dinosaurios, rastros de titanosaurios y formaciones que narran 220 millones de años de historia. Ese lugar es Villa Unión, un destino que, sin buscarlo, se convirtió en un paraíso para fanáticos de la paleontología… y para quienes jamás pensaron enamorarse de ella.

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Con apenas 7.200 habitantes, Villa Unión se mantiene como un refugio auténtico: un punto perfecto para adentrarse en el Parque Nacional Talampaya y la Ruta de los Seismiles, dos escenarios donde la Tierra muestra su versión más espectacular. Desde la plaza principal —custodiada por el Monumento al Minero, que recuerda la identidad trabajadora del pueblo— hasta las calles con murales de dinosaurios, la conexión con la prehistoria se siente en cada rincón.

El acceso es sencillo: basta con recorrer los 270 kilómetros que separan el pueblo de la capital riojana por la Ruta Nacional 76. Lo que parece un viaje común se transforma rápidamente en un salto en el tiempo. En Talampaya, un cañón rojo gigantesco declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, las capas de roca exhiben huellas de dinosaurios de más de 220 millones de años, junto con petroglifos diaguitas que tienen cerca de un milenio de antigüedad.

Pero la joya paleontológica de la región está un poco más allá: el Ischigualasto – Valle de la Luna, considerado el yacimiento triásico más completo del mundo. Allí se hallaron los esqueletos mejor conservados del Eoraptor, el dinosaurio más antiguo conocido, según investigaciones del CONICET en 2023. Un museo a cielo abierto donde la evolución quedó grabada en roca.

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Quienes aman la naturaleza extrema también encuentran su lugar. Desde Villa Unión parte la mítica Ruta de los Seismiles, un camino que trepa hasta los 4.500 metros atravesando volcanes gigantes como el Pissis, el tercero más alto de América. Un corredor donde la cordillera muestra su cara más salvaje.

La conservación también forma parte de la identidad local. En Talampaya se protege una población de 1.200 guanacos, con un plan que involucra a 150 comunidades en tareas de monitoreo y cuidado, según Parques Nacionales. Un trabajo comunitario que convierte al valle en un laboratorio vivo de biodiversidad.

Villa Unión es, en definitiva, un portal jurásico en medio de La Rioja: un lugar donde las huellas de titanosaurios, los colosos de seis mil metros y los tesoros triásicos conviven con la vida tranquila de un pueblo de montaña. Para muchos viajeros, es uno de esos destinos que sorprenden sin esfuerzo: un viaje al pasado que —curiosamente— se siente más vivo que nunca.

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