¡Valora esto!
Una compañía israelí logró convertir el agua en vino, su innovador producto O.Vine, se ve y sabe a vino, pero en realidad no lo es.
A diferencia del vino sin alcohol, el producto, llamado «agua de vino», se elabora mediante la infusión de agua con hollejos y semillas que quedan después del proceso de elaboración del vino. Esas pieles y semillas normalmente se desperdiciarían una vez que se realiza la vinificación.
El resultado del proceso es un líquido que sabe a vino y tiene las características antioxidantes naturales del vino sin alcohol. La bebida también es baja en calorías y no tiene conservantes.