Una premonición es el anuncio de un hecho futuro a partir de la interpretación de ciertos indicios, señales o por simple intuición y eso fue, justamente, lo que le sucedió a Don Bosco en un sueño en el que vislumbraba que la ciudad capital de Brasil se llamaría Brasilia y que se convertiría en la tercera que tiene el país. Debido a este evento, también es llamada “La Capital de lo Sueños” o “La Ciudad de Don Bosco”
La primera capital que tuvo Brasil estuvo ubicada en el nordeste del territorio brasileño, más precisamente en Salvador de Bahia. La segunda, se desplazó hacia el sudeste, otorgándole a Rio de Janeiro, la ciudad carioca, el honor. Pero estas dos tenían un problema y era que estaban en la línea de la costa cuando ya empezaba a surgir la idea (y necesidad) de que la capital debía estar en el interior del país más grande de Sudamérica. Además había otro motivo que impulsaba con fuerza esta nueva locación: había que poblar esa región y cambiar de sede la capital que iba a darle el envión que se necesitaba.
Finalmente, se eligió un sector del estado de Goiás, en la región centro-oeste, y se comenzaron las obras de la esperada capital para inaugurarla 40 meses después, durante el gobierno del recordado presidente, Juscelino Kubitschek. La fecha exacta fue el 21 de abril de 1960 y ese día se realizan múltiples festejos en la calle para conmemorar el nacimiento de una de las recientes capitales del mundo.
Brasilia actualmente cuenta con, aproximadamente, 3 millones de habitantes, convirtiéndose así en la tercera ciudad de Brasil en tener la mayor población.
El diseño fue pensado por Lucio Costa, quién ganó un concurso entre 26 propuestas para diseñar la ciudad. Trabajó con el paisajista Roberto Burle Max y el arquitecto Oscar Niemeyer, quien fue el encargado del diseño de varias piezas arquitectónicas. Niemeyer no sólo es conocido por las obras realizadas en el Distrito Federal, sino que a lo largo de sus 104 años fue dejando su aporte arquitectónico a lo largo de todo el país. En una de sus tantas entrevistas, expresó:
«Como arquitecto mi preocupación sobre Brasilia era encontrar una solución estructural capaz de caracterizar la arquitectura de la ciudad, así que desarrollé las mejores estructuras, tratando de hacer que éstas lucieran diferentes, con columnas delgadas, tan delgadas que difícilmente parecen tocar el piso, y las coloqué apartadas de las fachadas generando un espacio entre ellas».
Una curiosidad que se destaca en el diseño de la ciudad es que si vemos una foto de Brasilia desde arriba, nos encontramos con el “plano piloto”, es decir, que se distingue perfectamente la forma de un avión. Costa lo diagramó para que en el “cuerpo del avión” se encuentren los edificios públicos y en “las alas” las llamadas super cuadras, que es donde reside la población.
La ciudad cuenta con grandes avenidas y La Plaza De Los Tres Poderes, llamada así porque allí se ubican El Palacio del Planalto (Poder Ejecutivo), El Palacio del Congreso (Congreso Nacional) y El Palacio de Justicia (Supremo Tribunal Federal).
Además, entre sus maravillosas obras arquitectónicas se destacan el Palacio de la Alvorada, la Catedral Metropolitana, el Complejo Cultural de la República, el Supremo Tribunal Nacional y el Puente Juscelino Kubitschek, quien fue un presidente muy valorado en Brasilia.
El puente está ubicado en el punto más alto de la ciudad donde también se encuentran sus restos. Cabe destacar que el ingreso a todos los monumentos no tiene costo.
Hablar del país más grande de América del Sur, es hablar de fútbol y Brasilia no se queda atrás. En ella, habita el gran Estadio Mane Garrincha, siendo el segundo más grande del territorio brasileño, con una capacidad para 72.800 personas sentadas. El primer lugar se lo lleva el Maracanã, en Rio de Janeiro. El Garrincha debe su nombre en homenaje al jugador Manuel Francisco dos Santos y es un moderno recinto que fue sede de Los Juegos Olímpicos Rio 2016 y de la Copa Mundial de fútbol del 2014.
Brasilia, la soñada, moderna y planificada capital está ubicada en el interior del país y no hay playas en su territorio. Para compensar la falta de arena, tiene un gran lago artificial y bajo la frase “o mar é céu” (el mar es el cielo) los locales aseguran que el cielo que se ve desde allí, no se compara con ningún otro.
Habrá que ir a comprobarlo, ¿no?