Dorothea Duisberg llegó a Pinamar en 1952 para no irse nunca más. Hoy, a los los 106 años, es toda una celebridad de la playa San Javier. Una sirena de carne y hueso que necesita del mar para poder vivir.
«Todos los días, todos los años, aunque llueva o haga clic en frío, siempre al agua. No puedo vivir sin el mar, ni me puedo ir de Pinamar»
¿Cuál es su secreto? Nadie lo sabe, pero quizás sea el sorbo de agua de mar que toma todos los días. O el sumergirse siempre en el agua, sin importar el clima.
«No tengo secretos, ¡es mi vida! Yo como lo que me gusta y nada más. Y tontas no, mucha grasa no como. Mucha fruta sí, mucho café y muuuucha sal. En serio. Mucha. Como sal y pongo más Sal. ¡Eso es muy sano!», le dijo a Infobae.
Lo que sorprende de esta mujer es su alegría para vivir, después de haber sobrevivido a las dos Guerras Mundiales. Ahí sufrió, pasó hambre y vivió cosas que ningún ser humano debería pasar.
Ella le contó a Infobae que vio las playas cuando estaban llenas de naturaleza, y las largas charlas que tuvo con Carlos Gesell (fundador de «la Villa»), intentando convencerlo de que hiciera un gran campo de golf.
Cuando llegó a Pinamar no había luz, ni gas, no había nada, nada.
Hoy en día disfruta de este lugar durante seis meses y los otros seis los divide entre Suiza y Chile, donde viven sus hijos. Siempre va atrás del calor.
Una abuelita de 89 años tejió más de 450 abrigos para los perritos de la calle
Maisie Green, una abuelita de 89 años, teje a mano mantas y abrigos para perros que viven en la calle.
Maisie dona sus creaciones al centro tres veces al año y hace que su familia la ayude a llevarlas allí.
A lo largo de los años, ha tejido aproximadamente 450 mantitas para que disfruten los perros del centro. Continuar leyendo…