A la hora de planificar un viaje a New York, muchas personas no suelen pensar en Coney Island como una opción que no se pueden perder. Lo cierto es que este barrio de Brooklyn posee diferentes particularidades que lo convierten en un destino a tener en cuenta. A apenas una hora de viaje en metro desde el centro de Manhattan, esta zona detenida en el tiempo es una excelente opción para conocer sin importar qué tipo de viaje sea el que estás realizando. A continuación, una guía de Coney Island que te puede ser más que útil.
Un lugar donde el tiempo se detiene
Llegar a Coney Island suele despertar un efecto mágico, sobre todo cuando se pisa su rambla de madera que desemboca en el océano Atlántico. Con un clima de feria que hace recordar a las películas de los 80’s, en el que destacan las montañas rusas y el olor a algodón de azúcar, para muchos es un clásico en cada visita a New York, mientras que para otras personas no es un destino que tienen en cuenta. Sin embargo, seguro es porque no conocen todos sus detalles.
Esta península, ubicada al extremo sur del distrito de Brooklyn, supo ser una isla y en la actualidad vive un momento de reactivación tras entrar en una especie de decadencia después de la Segunda Guerra Mundial. En ese sentido, hoy en día vive un esplendor que intenta acercarse al que vivió a principios del siglo XX, en donde era uno de los centros de atracción más importantes en Nueva York. De esta manera, además de su extensa playa, también cuenta con un paseo marítimo repleto de comercios, bares con una variada oferta gastronómica y un parque de atracciones que hace pensar continuamente en otra época.
Breve historia de Coney Island
Si hay algo que define a esta zona son sus constantes cambios: en sus orígenes, se trataba de un balneario para las clases más adineradas tanto de NYC como de otros estados cercanos. Sin embargo, ya entrado el siglo XX, pasó a ser un importante centro de casinos, apuestas de todo tipo e incluso un lugar conocido por sus ofertas de prostitución. Dentro de las leyendas de Coney Island, figura que el propio Al Capone trabajó en uno de esos centros de juego alrededor del año 1917. Otro de sus grandes íconos en el Elephant Hotel, un complejo con forma de elefante y que tenía ventanales en los ojos del animal. En 1896 fue destruido a causa de un incendio.
Tal como se señaló anteriormente, después de la Segunda Guerra Mundial, la zona vivió una fuerte depresión, la cual se acrecentó para la década de los sesenta, cuando se transformó a Coney Island en un lugar de interés social para la construcción de viviendas destinadas a las clases menos pudientes. Así, la zona pasó de ser de interés turístico a interés social, lo cual derivó en un menor costo de los terrenos de la zona, cierto rechazo por parte de los turistas promedio y el cierre de numerosos parques de atracciones.
La reapertura de Luna Park en 2010 representó un fuerte impulso para Coney Island en medio de los constantes intentos de renovación urbana que buscan demoler parte de sus atracciones principales.
La mejor época para visitarla
En primer lugar, es importante tener en cuenta que la mejor época para visitar Coney Island, es en verano y primavera, en donde el parque de atracciones permanece abierto. En ese sentido, a pesar de ser una playa, es importante no confundirse con otros destinos que presentan mares cristalinos, arena blanca y un clima completamente calmo, ya que eso puede llegar a generar desilusión. Si tu viaje es para una época otoñal o invernal, quizás prefieras privilegiar ver un buen espectáculo de Broadway, por ejemplo.
Ahora bien, si vas a visitar en primavera o verano a la más occidental de las islas de barra de Long Island, la cual posee cerca de 6 km de largo y 800 metros de ancho, entonces sí tienes mucho para hacer. Ya sea que quieras respirar un poco de aire marítimo, tomar algo en un paisaje distinto al de Manhattan o conocer una feria de atracciones como veíamos en las películas de nuestra infancia después de ir al colegio y que despertaban muchas de nuestras fantasías de niño, Coney Island es una excelente opción. ¿Qué ver?
Luna Park
Una de las grandes atracciones de Coney Island, es quizás el principal motivo por el que muchos viajeros deciden repetir este destino cada vez que visitan NYC. En ese sentido, se trata de un parque de diversiones como hemos visto en cientos de películas y series de Hollywood. Es importante recordar, como hemos dicho anteriormente, que debes visitarla en primavera y verano, ya que el resto de las estaciones permanece cerrado. Esta opción, a su vez, crece en encanto si tus compañeros de viajes son tus hijos, ya que entrarán en un mundo de fantasía alejado de las pantallas.
En esa misma dirección, Luna Park es prácticamente la antítesis de otros parques de diversiones, ni hablar de Disneyland. Ese, en realidad, es un gran fuerte: los juegos clásicos, muchos de ellos catalogados como los más antiguos de todo Estados Unidos, recreando el espíritu del lugar del mismo nombre durante 1930 y 1944. Tal como señala el sitio especializado www.newyorkando.com, su ruleta rusa es de madera, algo muy difícil de encontrar en las grandes ciudades del mundo. A su vez, no pueden faltar los shows de rarezas como las clásicas mujeres barbudas u otra clase de los considerados “freaks” en las ferias de esta clase. En fin, una gran diversión analógica que nos traerá nostalgia.
Por último, además de las estaciones cálidas, también suele abrir en los feriados, especialmente en Halloween y Semana Santa. Su horario habitual es a partir de la tarde los días de la semana y desde el mediodía los fines de semana, siempre hasta entrada la medianoche. Si no eres fanático de los juegos, pero te gustan como se ven, se puede recorrer gratis, ya que las entradas se compran para cada atracción y también se pueden adquirir abonos o pases ilimitados.
El boardwalk de Coney Island
Otro de los imperdibles de una visita a este destino es caminar por su boardwalk y acercarse al océano es algo que siempre genera tranquilidad y asombro al mismo tiempo. “El mar es dulce y hermoso, pero puede ser cruel”, escribió Ernest Hemingway en su célebre novela El viejo y el mar, y la costa de Coney Island refleja esa sensación. Esta rambla de madera se prolonga hasta Brighton Beach y es recomendable hacerlo durante la mañana, especialmente un fin de semana, si lo que se busca es relajarse. En verano es ideal para darse un baño.
New York Aquarium
Además de Luna Park, otra gran atracción de Coney Island, sobre todo cuando se trata de viajes con niños, es el New York Aquarium. Ubicado en pleno paseo marítimo de Coney Island, más exactamente en Surf Avenue y West 8th Street, se trata del acuario más viejo de todos los Estados Unidos. Hace poco, con el paso del Huracán Sandy en 2012, muchas de sus atracciones se vieron dañadas, por lo que solo podía ofrecer una pequeña parte de su recorrido habitual. Sin embargo, el trabajo para reconstruir lo dañado avanzó a paso firme y hoy en día se puede disfrutar en plenitud. Si se sacan las entradas de manera online, existen descuentos y ofertas especiales.
Nathan’s Famous Hot Dogs
Para aquellos que buscan el sabor de los célebres hot-dogs neoyorquinos, sin dudas Nathan’s Famous Hot Dogs es el lugar. Ubicado en la esquina de Surf y Stillwell, cuenta con diversas variedades para satisfacer los paladares tanto de los locales como de los turistas. También se puede acompañar de una cerveza fría para experimentar la rutina de NYC por excelencia. Un agregado interesante es que se trata del primer local en toda la historia de la ahora famosa cadena de fast food que se puede encontrar en distintos puntos de Estados Unidos, así que además de su valor gastronómico también cuenta con cierta riqueza histórica.
En definitiva, Coney Island es un lugar ideal para todo tipo de viaje, aunque ir con niños siempre le va a agregar mayor diversión y magia al asunto. En ese sentido, su ambiente es una suerte de detox del mundo hiperconectado en el que nos encontramos, por lo que para los más jóvenes también puede significar el conocimiento hacia otro tipo de versión lejos de los teclados y pantallas. Para los más grandes, en cambio, es un retorno a la niñez y a la posibilidad de ver el tiempo detenido por un momento, algo que no es poca cosa. Si vas a viajar a NYC por primera vez o estás planeando volver, no te olvides de tener en cuenta de pasar un día por esta península.