Un chico argentino hizo todo lo posible para que su amigo con discapacidad pudiera cumplir su sueño de conocer Machu Picchu (Perú).
Emiliano Bisson, argentino, conoció a Marcos Peluffo en Manly Beach, Sídney (Australia). En ese momento Marcos era el cuidador de Philip Stephens, un hombre con discapacidad, cuya única pasión era viajar por el mundo.
Marcos le dijo a Emiliano que él no podría cuidar más de Philip, y le comentó si le interesaría conocerlo para comenzar a hacerse cargo de él. Al joven argentino le pareció una buena idea, así que los presentó y en el instante crearon un vínculo increíble. Sin dudarlo, Marcos aceptó convertirse en su cuidador nocturno y casero, y con el tiempo se convirtieron en grandes amigos.
Los dos hombres que comparten la misma pasión, viajar por el mundo, tenían una meta recorrer los cinco continentes. Siempre sortearon varios obstáculos durante sus aventuras, pero al lugar al que más les costó llegar fue a la cima de la ciudadela inca.
¿La razón? Philip padece desde hace varios años de cuadriplejía, y el camino para llegar a Machu Picchu es muy difícil para hacer.
“Un día le pregunté a Phil, cuál es era su sueño. Suelo hacerlo mucho con la gente. Y me contó que su cuidador, Will, le había dicho que tenía que subir el Machu Picchu, en Perú. No pude evitar mostrar mi sonrisa, dado que sabía muy bien de qué lugar hablaba. Entonces, le dije: “¿Y por qué nunca fuiste?”. Me respondió que era lejos, y no sabría como hacer el recorrido. “Yo te llevo”, le propuse sin pensarlo”, contó Emiliano a Infobae.
A la pareja de amigos no les pareció imposible, así que comenzaron a planear su recorrido. Al viaje, que duró un total de siete semanas, se les unió un amigo más.
Primero comenzaron visitando algunos destinos de Latinoamérica, hasta que llegaron a Cusco, desde donde comenzaron su viaje a Machu Picchu.
“Una vez organizado el viaje, yo me ocupé de todo lo que respecta a su salud, los remedios, cuidados. Lo que hace que la rutina diaria sea muy cansadora. Por ejemplo: para estar cambiado y listo para ir a desayunar tarda aproximadamente tres horas. Para ayudarlo a entrar y salir de un avión o un auto hay que cargarlo en brazos. Además de Marcos, allá nos esperaba un guía”, le dijo Emiliano a Infobae.
Si bien lo lograron, el viaje no fue nada fácil. Necesitaron de la ayuda de otras personas debido a lo empinado que es el camino en algunas partes. En total, la subida, les llevó seis horas, mucho más de lo que tenían planeado. Y aseguran, que sin el aliento de todas las personas que se cruzaron en el camino, no lo hubieran logrado.
Todo el esfuerzo definitivamente valió la pena al ver la cara de Philip al llegar a la cima. Se le iluminó la mirada y dijo “¡Wow, ¿realmente estamos acá?”.