Aunque parezca mentira estas estatuas están hechas de arena. El artista español Andoni Bastarrika es quien está detrás de estas impresionantes esculturas hiperrealistas de animales, cuyo material, aunque suene inverosímil, no es nada más que arena.
El escultor ha estado realizando estas impresionantes obras de arte por las playas de Euskadi durante los últimos 10 años y hasta obtuvo un reconocimiento internacional, luego de que una de sus esculturas de arena, un toro sentado de tamaño real, se viralizara mundialmente.
El artista expresó a través de sus redes que para su obra de toro acostado, quiso expresar el «sufrimiento y la rabia que le produce la actitud del hombre inconsciente», una clara referencia a la tauromaquia que han sufrido por tantos años.
En sus inicios, Bastarrika comenzó a experimentar con esculturas de arena en 2010 como una forma de entretener a los niños cuando iban a la playa. Con el tiempo, las reacciones fueron tan positivas que comenzó a centrarse más en esta forma de arte recién descubierta, desarrollando sus propias técnicas a medida que avanzaba.
Seguramente te estés preguntando cómo lo hace. El artista utiliza herramientas de trabajo muy simples: da forma con sus manos y utiliza cepillos, palos y palillos de dientes para los detalles más finos. Para agregar otra capa de realismo, el artista a veces usa varios accesorios, como los cuernos y las pezuñas en su famosa escultura del toro.
«Mucha gente me pregunta por qué elegí la arena como material para mis creaciones y por qué realizo generalmente animales con ella. La arena me fascina, porque mires por donde mires siempre te va a enseñar si estás dispuesto a aprender. Para crear una escultura de arena, participan infinitas particulas de arena que se abrazan entre ellos fuertemente mediante la humedad, para que el artista pueda modelar esa unión», cuenta en su página de Facebook.
Sus obras de arte siempre dejan un mensaje que trasciende en la consciencia colectiva, otro ejemplo fascinante es el de la contaminación en el agua. El artista ha dedicado varias de sus obras a las especies marítimas que son víctimas del plástico.
«La razón porque me guste realizar esculturas de animales, una entre muchos es porque los animales son espíritus libres, aunque nosotros los inconscientes los tengamos encerrados. Son únicos, bellos y portadores de la gran sabiduría, para que los humanos podamos reflejarnos y aprender de ellos», comenta acerca de su fascinación por los animales.
«Una vez que el artista se retire, se quedaran a merced de la naturaleza, para que antes o después el viento los vaya secando y soltando cada partícula de arena que simboliza el sentido de individualidad o autenticidad. Entre mil razones, está es una por lo que me atrae la arena, creo que los humanos deberíamos de actuar así para crear un mundo bello, todos nos tendríamos que abrazarnos fuertemente entre todos, cada uno manteniendo su autenticidad creando por un mismo fin», continúa.
