Así es como viajé por 23 países sin gastar un peso

Viajar sin gastar un centavo
Redactora Social
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Después de perder su trabajo, Kris Mole, un profesor de lengua y periodista de Brighton, Reino Unido, se sentía atrapado en su rutina.

Había estado trabajando en un puesto provisorio en una escuela local de lengua con el plan de viajar a la Tierra Sagrada cuando este trabajo terminara. Pero tuvo un accidente y se quebró el pie, por lo que tuvo que cancelar sus planes y no pudo regresar al trabajo.

El dinero que había ahorrado para viajar había «desaparecido», se quedo sin dinero, sin trabajo, y sin saber que hacer.

Una noche de copas en Brighton Beach, Kris le dijo a su amigo que tenía la idea de irse de viaje sin un peso. Obviamente su amigo se rió y le dijo que eso era imposible.

A la mañana siguiente Kris seguía con la misma idea que no se podía sacar de la cabeza y en cuestión de semanas estaba viajando a Suecia para empezar el desafío de su vida: visitar cada capital europea sin gastar un centavo.

«Tres semanas después de esa noche en Brighton Beach estaba en un avión», dijo Kris. «Pasé un par de semanas pensando como iba a poder hacer y después gasté lo último que me quedaba de dinero en un boleto de avión».

El vuelo de Kris a Suecia salió el 1º de noviembre de 2007. Su plan era no volver a casa hasta haber completado su meta, sin saber ni importar cuanto tiempo le llevaría.

«Volvería hasta que lo cumpliera», dijo. Determinado a probarle a todo el mundo, incluyendo su familia, que el era capaz de lograr lo que se había propuesto. No tenía idea que su aventura le llevaría 6 meses.

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Una vez en Suecia, lo difícil comenzó.

«Empece a pedir aventón, subirme a trenes, ver hasta donde podía llegar hasta ser echado», explicó. «Si me echaban lo intentaría nuevamente. Dormí en las calles, en las estaciones de tren y estacionamientos. Cada día me levantaba con el plan de ver a donde tenía que ir. Solamente me levantaba y partía».

Sabiendo que no tenía para pagar nada, termino durmiendo directamente en la calle 7 veces.

«Era increíble», dijo Kris. «Couch Surfing me lo hizo más fácil pero también debo admitir que hubo muchos extraños que me ayudaron mucho a lo largo del camino».

Un ejemplo de esto fue en la estación de tren de Bordeaux Francia. Kris se topó con un hombre chino que no entendía algo en la máquina de boletos por que estaba todo en francés. «Lo vi luchando con la máquina y como yo entiendo francés me acerqué a preguntarle si necesitaba ayuda». «Me quede hablando con él y le comente que no tenía a donde ir. Le pregunté si me podía comprar un pedazo de pan para poder comer algo». Pero en vez de solamente comprarle el pan, el hombre se llevó a Kris a su casa.

«Me hizo la cena, me trajo un colchón para que duerma y me dejó quedarme por la noche. Si él no me hubiera ayudado habría pasado la noche en la estación de tren».

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Según Kris, este tipo de cosas le sucedieron más de una vez. Muchas veces le pasó de estar convencido de que iba a pasar la noche en la calle y de la nada alguien venía y le ofrecía ayuda.

«Algunos días personas me daban comida o me pagaban la cena. Otros iba a las panaderías a preguntar si tenían algo que ya no fueran a vender. Y otras veces no tuve nada para comer«.

Los días sin comer hicieron estragos en el cuerpo de Kris, perdió casi 15 kilos durante todo su viaje.

«No recibía muchos nutrientes», bromeó. «Cuando volví a casa me sentí muy feliz de que había terminado por que no podría haber aguantado mucho más. Estaba psíquicamente exhausto.»

Además del estrés psíquico que sufrió durante el viaje, Kris estaba emocionalmente agotado.

«No me había dado cuenta lo sólo que estuve durante el viaje», dijo Kris. «Ver todo lo que vi y experimentar todo lo que viví sin tener a nadie con quien compartirlo. Estaba muy solo. Pero también te acostumbras. Dejas de pensar en eso y te haces amigo de personas con las que pasas un poco de tiempo solamente».

Además de no gastar nada de dinero, una de las reglas de Kris era que su viaje no se viera comprometido ni afectado por mujeres.

«Eso fue bastante bien», se ríe. «Hubieron algunas pruebas para esa regla. Hice algunas más que amigas durante el viaje. Pero mantuve mi regla y no deje que me distrajeran demasiado. Era difícil en ese momento no caer en la tentación por que era mucho más joven».

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Se mantuvo en contacto con sus hermanas vía email durante los 6 meses que se fue, y escribió un blog para que todos los que lo conocían se pudieran mantener al tanto de su viaje.

Más allá de los momentos difíciles, el viaje no estuvo nada mal. Kris pudo ver lugares asombrosos y experimentar cosas increíbles.

«Cuando estuve en Sofía, Bulgaria, vi a un perro sentado en el cruce de los peatones y esperando a que cambiara el semáforo antes de cruzar la calle. Como si fuera una persona», lo contó emocionado.

La aventura de Kris incluyó 26 países y le llevó 165 días.

«Estaba feliz por la experiencia, pero no lo volvería a hacer», y continuó, «Muchas personas me preguntan si haría lo mismo pero en otro continente. Quizás sea por que ya estoy más grande, pero no creo que pueda durar otros 6 meses así».

Cuando volvió su blog se convirtió en un libro llamado Gatecrashing Europe. Hoy en día se esta por mudar con su novia de España, y ha estado viviendo en Francia.

Más viajes están dentro de sus planes. «Siempre he querido ir a Sudamérica: Chile y Nicaragua. Pero esta vez lo haré de diferente manera», dijo Kris.

«Mantendré el viaje bastante «básico» pero obviamente este vez llevaré algo de dinero. Por ahora no quiero más experiencias gratuitas. Prefiero pagar».

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