Un privilegiado entorno natural y un estupendo entramado de piedra, tan homogéneo que proporciona al conjunto un aspecto de cuento. Así es Bibury, el pueblo que está catalogado como el más bonito de Inglaterra. Una joya escondida en la región de los Costwolds, a la que muchos comparan con la Toscana inglesa.
Bibury comparte escenario con otras villas como Chipping Campden, Stown on The wold, Upper y Low Slaughter, Bourton on the wáter, y Tetbury, dentro de un territorio tapizado por la campiña inglesa, con colinas calizas, casas de campo y senderos que conducen a pintorescos salones de té o auténticos pubs que condensan el sabor y la esencia británica.
Unos 150 kilómetros separan a la capital de esta zona que floreció al calor del comercio de la lana entre los siglos XIII y XV. Un lugar en el que las coquetas localidades se mantienen ajenas al paso del tiempo sin más preocupación estética que la de dejarse envejecer con dignidad y elegancia.
Así es Bibury, el mejor exponente de ese arte de conservar las arrugas sin renunciar a la belleza. Un lugar agraciado por el agradable rumor del río Coln y los prados inmensos que alternan campos de labranza e impecables jardines de flores.
Porque si este lugar es magnífico en cualquier época del año, en primavera alcanza su mayor apogeo. Es entonces cuando la naturaleza se enciende en mil colores que contrastan con los tonos en miel de la piedra (la famosa limestone) que asoma entre la hiedra que recubre las viejas casonas.
En Bibury, donde se rodaron algunas escenas de la película El Diario de Bridget Jones, hay que perderse sin rumbo por sus recoletas callejuelas hasta dar con la iglesia de St Mary’s. También hay que recorrer The Square, la fotogénica plaza rodeada de los clásicos cottages. Y hay que acercarse al molino de Arlington y al histórico puente sobre el río Coln, que es un el afluente del Támesis.
Pero sobre todo, en el pueblo con mayor encanto de Inglaterra hay que descubrir un rincón que no tiene parangón en ningún otro lugar de la campiña: Arlington Row, una escénica calle ondulada, compuesta por una hilera de casas de piedra con los tejados inclinados. Son estas antiguas casas de tejedores de lana, procedentes del siglo XIV, las que se erigen en el icono de esta localidad.
Arlington Row es esa postal a la que uno sueña capturar desde una de sus propias ventanas, imaginando relatos de otros tiempos donde la prisa no tiene razón de ser. Un lugar para detenerse y respirar. Por algo todos quieren llevarse su recuerdo, como atestiguan las cámaras que a menudo lo capturan.