Bruselas ha vuelto a sorprender al mundo con su alfombra floral, que cada dos años transforma la Grand Place en un espectáculo de colores y arte. Este año, la obra maestra está firmada por la artista belga Océane Cornille, quien ha creado un diseño inspirado en el Art Nouveau, rindiendo homenaje a Bruselas como la cuna del surrealismo.
Desde hoy y hasta el domingo 18 de agosto, miles de visitantes se acercarán a la capital belga para contemplar esta impresionante alfombra, compuesta por 105.000 flores, principalmente dalias cultivadas en Bélgica. La última edición, en 2022, atrajo a 150.000 personas, y se espera que este año el número de visitantes sea igual o superior.
Océane Cornille, conocida por sus trabajos en arte callejero, expresó su emoción por participar en este evento: «Para mí, hacer este diseño es una oportunidad súper bonita, es muy interesante poder trabajar con plantas en el espacio urbano». La artista estudió en la Escuela Superior de Arte de Lieja y ha dejado su huella en murales por todo el país.
La alfombra, de 70 metros de largo por 24 de ancho, fue montada con la ayuda de 130 voluntarios que trabajaron desde las 7 de la mañana para colocar cada flor en su lugar. El proceso comienza con la impresión de un croquis en el suelo, donde se marcan los números que corresponden a cada tipo de flor, permitiendo a los voluntarios rellenar las áreas y formar el diseño completo.
Cornille explicó que su objetivo este año era romper con los diseños clásicos de ediciones anteriores y enfocarse en un concepto más moderno: «La obra de este año consiste en una acumulación de elementos vegetales y orgánicos que deambulan libremente en el tapiz, creando un movimiento que refleja la diversidad de los habitantes de Bruselas», señaló la artista.
Delphine Houba, concejala de Turismo y Grandes Acontecimientos del Ayuntamiento de Bruselas, destacó la importancia de este evento tanto en el ámbito artístico como turístico: «Es una manera de mostrar hasta qué punto somos creativos en Bélgica y de promover Bruselas como un destino lleno de color y vitalidad», dijo Houba. Además, resaltó el valor del saber hacer hortícola belga, subrayando que las dalias utilizadas son una variedad resistente cultivada en el país.
Para muchos, como Niels Gagelmans, voluntario que viajó desde el norte de Bélgica para participar en la creación de la alfombra, este evento es más que una simple atracción turística: «Es muy agradable venir aquí con mucha gente de nuestro pueblo y construir algo magnífico y extraordinario en Bruselas».
La Grand Place, con su alfombra floral, no solo celebra la riqueza cultural de Bruselas, sino que también refuerza su posición como un punto de encuentro y un referente artístico en Europa.