En un evento científico sin igual, investigadores del Instituto SETI y la Universidad de California han compartido un hito monumental: la primera conversación registrada entre humanos y ballenas. Este extraordinario logro tuvo lugar en las aguas frente a la costa del sudeste de Alaska en 2021, cuando un equipo de seis científicos se equipó con altavoces submarinos y se dispuso a captar la atención de algunas ballenas.
Utilizando grabaciones de saludos de ballenas jorobadas, el equipo logró captar la atención de una ballena a la que llamaron Twain, quien respondió de manera sorprendente. Este intercambio, marcado como la primera interacción intencional humano-ballena en el «lenguaje» de las ballenas, se prolongó durante 20 minutos, durante los cuales la ballena pareció participar en una «conversación» con los científicos, emitiendo 36 respuestas.
Dado que los cantos de las ballenas jorobadas se consideran uno de los más complejos en el reino animal, el equipo de investigación del SETI tiene la esperanza de que descifrar sus comunicaciones pueda ayudar a comunicarnos con seres extraterrestres, si alguna vez nos encontramos con ellos.
Aunque este hito representa un paso significativo, Brenda McCowan, autora principal de la investigación, enfatizó que este campo de estudio está apenas en sus inicios. Los investigadores necesitarán replicar los datos con múltiples grupos de ballenas para obtener una imagen más clara de la comunicación.
Según McCowan, el próximo paso es variar los sonidos que se transmiten para ver cómo reaccionan las ballenas. Además, se espera que la inteligencia artificial (IA) desempeñe un papel crucial en la clasificación y el análisis de las señales de las ballenas, así como en la búsqueda de patrones y estructuras lingüísticas.
El coautor del estudio, el Dr. Laurance Doyle, del Instituto SETI, señaló que, debido a las limitaciones tecnológicas actuales, una suposición importante en la búsqueda de inteligencia extraterrestre es que los extraterrestres estarán interesados en establecer contacto y, por lo tanto, dirigirán sus mensajes hacia receptores humanos. Este supuesto crucial, afirmó Doyle, encuentra apoyo en el comportamiento de las ballenas jorobadas.
Este avance deslumbrante no solo amplía nuestra comprensión de la comunicación animal, sino que también nos desafía a considerar nuevas fronteras en nuestra búsqueda de conexión con otras formas de vida en el cosmos.
