La sinestesia es una condición neurológica extraordinaria, responsable de que cuando se estimula un sentido, otros se activan involuntariamente, produciendo una percepción alterada. Además de escuchar el sonido, un sinestésico puede olerlo, verlo y saborearlo. Algo similar al efecto de algunas sustancias alucinógenas, pero generado de forma natural.
Esta condición la padece el artista de origen persa Ali Banisadr. Si bien creció en Teherán durante la Revolución Islámica, desde los 12 años reside en Estados Unidos. “Cada símbolo que dibujo tiene una nota musical, algunas figuras son banales, otras tienen un sabor metálico, pero sirven de preámbulo para exaltar a las demás”, afirma Banisadr.
Sus obras apelan al subconsciente y poseen un trasfondo complejo y conmovedor. Además se basan en los grandes clásicos de la historia del arte. Su última muestra en Florencia, llamada “Beautiful Lies”, es una representación del Infierno de Dante en el 700 aniversario de su muerte.
A principios de 2021, Banisadr pintó su versión del Guernica de Picasso, utilizando las mismas dimensiones y símbolos de la época de la guerra, pero adaptándolo a los conflictos actuales. “Como artista, también soy un crítico de la sociedad, parte de mi misión es mostrar cómo se puede manifestar el futuro”, sostiene Banisadr.
La obra del artista en la que vale la pena ahondar, hasta el momento se expuso en importantes espacios del circuito artístico mundial, tales como la galería Thaddaeus Ropac de París, el museo Met de Nueva York, el Pompidou de París o el Musée of Contemporary arte en Los Ángeles. Además de importantes colecciones privadas, como la galería Olbricht o la galería Saatchi.
Por último, curiosamente otros artistas que a lo largo de la historia que han padecido la sinestesia son Vasili Kandinski, Vladimir Nabokov y el gran Vincent Van Gogh.