Iglesia de coronación de reyes desde el año 1066 y lugar de descanso eterno de más de 3.000 grandes figuras británicas, entre ellas, 30 monarcas. La abadía de Westminster es un templo de contrastes.
El edificio actual, lugar también de la coronación el 6 de mayo de Carlos III del Reino Unido, data principalmente del reinado de Enrique III. Fue él quien mandó derribar en 1245 la parte este de la abadía del siglo XI que había sido fundada por Eduardo el Confesor y reconstruirla en estilo gótico anglofrancés para venerar concretamente a dicho monarca fundador. La última fase de construcción de la abadía fue la finalización en 1745 de sus dos imponentes torres, también en estilo gótico.
El lugar en el que se estableció la abadía fue en su día una isla, Thorney Island, que se encontraba en pleno Támesis. Fue en ella donde se establecieron los primeros monjes benedictinos alrededor del año 960 d. C. Sobre el edificio en el que vivieron, el rey Eduardo el Confesor construyó una abadía, que fue consagrada el 28 de diciembre de 1065.
Tan solo un año después, el 25 de diciembre de 1066, tuvo lugar en la abadía la primera coronación de un rey, la de Guillermo el Conquistador, 957 años antes de que Carlos III del Reino Unido pase por el mismo trámite.
Dos siglos después, en 1245, el rey Enrique III mandó reconstruir gran parte de la iglesia con el nuevo estilo gótico de la época. Y no escatimó. Quería una gran abadía como las que se estaban construyendo en Francia y llegó a gastarse unas 45.000 libras de la época (unos 15 millones actuales). Además, logró que en la abadía se construyera la bóveda gótica más alta de Inglaterra y se hizo que pareciera más alta al estrechar los pasillos.
Uno de los lugares más especiales en toda coronación que tiene lugar en la abadía de Westminster es la Silla de la Coronación, que se construyó en el año 1301 y está situada en el altar mayor. Es una de las piezas de mobiliario más famosas del mundo y la más antigua del Reino Unido que sigue usándose para su función original.
Construida por orden de Eduardo I para guardar bajo el asiento la famosa Piedra de Scone (una piedra que se utilizaba en las ceremonias de coronación de los reyes escoceses durante la Edad Media), la silla es de roble y está decorada con motivos de pájaros, follaje y animales sobre un fondo dorado. En su día, la figura de un rey con los pies apoyados en un león decoraba el respaldo, pero hoy esa imagen se ha perdido. A los pies de la silla, cuatro estatuas de leones dorados que se añadieron en 1727 para reemplazar los originales.
Es curioso ver los restos de grafitis, marcas y demás alteraciones que la silla ha sufrido a lo largo de los años y que siguen presentes en ella. La mayoría fueron visitantes que grabaron sus nombres en ella en los siglos XVIII y XIX.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la silla fue sacada de Wesminster y guardada en la catedral de Gloucester y la piedra fue enterrada en secreto en la abadía. Piedra que, por cierto, fue devuelta a los escoceses en 1996, pero será prestada por estos para la coronación de Carlos.
Bajo la silla, el suelo decorado con pavimento cosmatesco, único en Gran Bretaña. Estos mosaicos ornamentales con incrustaciones fueron colocados en época de Enrique III por trabajadores que vinieron de Roma. Compuesto por 93.000 piezas, algunas provenientes de Roma y otras del propio Reino Unido. Uno de los tipos de roca utilizado es el pórfido, en colores morado y verde, una combinación muy típica del estilo cosmatesco.
Fue Enrique VII, el primero de los monarcas Tudor, quien mandó construir una capilla a la virgen, que fue consagrada en 1516 y cuyo trabajos se había iniciado en 1503. Con su techo abovedado y la artesanía del escultor italiano Pietro Torrigiano, es una de las más famosas de la abadía y está considerada la última gran obra maestra de la arquitectura medieval inglesa. Está compuesta de tres naves y en su ábside está el altar. El propio Enrique VII, y otros monarcas, están enterrados tras él. Una de sus vidrieras más destacadas es la que conmemora la Batalla de Gran Bretaña y fue realizada por Hugh Easton.
Otra capilla destacada es la de San Eduardo, construida por Enrique III y en cuyo interior se encuentra el cuerpo del santo inglés y del propio Enrique III, el rey Eduardo el Confesor y otros monarcas medievales y consortes.
El genial pintor inglés David Hockney hizo su contribución al arte de la abadía con una vidriera dedicada a la reina Isabel II situada en el crucero norte. Su carácter modernista contrasta con las vidrieras más tradicionales de la abadía.
El retablo de la abadía, del siglo XIII, es el más antiguo de Inglaterra. Es uno de los supervivientes más importantes de pintura sobre tabla de la Inglaterra de dicho siglo. Está construido con roble inglés y del norte de Europa y se pintó con aceite de linaza sobre una base de yeso. Incluye una imagen de San Pedro, el santo patrón de la abadía, sosteniendo la llave del Cielo, cuatro pequeños medallones que representan varios milagros de Cristo y figuras de cuerpo entero de Cristo sosteniendo un globo terráqueo, flanqueado por la Virgen María sosteniendo una palma y San Juan Evangelista.