¿Cuál es el sentido de tirar monedas a las fuentes para pedir un deseo?

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En un gesto que trasciende culturas y tiempos, arrojar monedas a fuentes y pozos de los deseos ha sido una práctica arraigada en la búsqueda de buena suerte y deseos cumplidos. Desde las antiguas ofrendas a deidades hasta las modernas acciones de esperanza, la tradición persiste, llevando consigo interrogantes sobre su origen y el destino final del dinero que cae en sus aguas.

Aunque su origen se pierde en las brumas del tiempo, la costumbre encuentra sus raíces en la mitología romano-británica y celta, donde se creía que las fuerzas sobrenaturales moraban en las aguas purificadoras. Desde entonces, generaciones han lanzado monedas como tributo a estos espíritus.

Según el antropólogo Bill Maurer, la moneda se convirtió en el medio preferido de ofrenda con la invención de la moneda en la antigua Turquía, hace más de dos milenios. Más allá del valor material, las monedas se cargan de un simbolismo poderoso, actuando como un vínculo entre el individuo y lo divino.

La tradición ha evolucionado con el tiempo, extendiéndose más allá del agua. Desde lanzar monedas a turbinas de aviones como amuletos de buena suerte hasta colocar monedas en estatuas de deidades, el rito se adapta a las circunstancias y creencias cambiantes.

Pero, ¿qué sucede con el dinero que se hunde en las profundidades? Algunas fuentes recogen miles de dólares al año, como la icónica Fontana di Trevi en Roma, que según informes, acumuló cerca de US$ 1,5 millones en un año. Sin embargo, su destino varía: algunas organizaciones benéficas reciben estas donaciones, mientras que en otros casos, las monedas se quedan donde caen, tal vez manteniendo vivos los deseos.

Sea como sea, arrojar una moneda a una fuente no solo es un acto de esperanza, sino también un tributo a la antigua conexión entre la humanidad y lo sobrenatural, un vínculo que se mantiene vigente a través de los siglos. Y mientras el dinero se hunde en las aguas, los deseos permanecen en lo más profundo del corazón humano, esperando emerger algún día.

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