Tras el descarrilamiento de un tren con tóxicos, un pueblo de 4.700 habitantes teme ser el nuevo «Chernóbil»

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East Palestine podría convertirse en un pseudo Chernóbil. Así acusan los residentes tras un inesperado vertido de químicos como consecuencia del descarrilamiento de un tren y su posterior incendio. Se trata de un preocupante episodio que tuvo lugar en una localidad de unos 4.700 habitantes del este de Ohio, cerca de la frontera estatal con Pensilvania.

¿Qué ocurrió en East Palestine? La noche del pasado 3 de febrero, un tren de la empresa Norfolk Southern conformado por unos 150 vagones cargado con productos químicos altamente tóxicos descarriló. Han pasado casi dos semanas desde aquel fatídico día y, desde entonces, los habitantes de la ciudad ubicada en el condado de Columbiana en el estado estadounidense de Ohio viven una verdadera pesadilla.

Según han reportado medios internacionales, el incidente en East Palestine ha afectado gravemente a la vida acuática local: según reportó CNN hace unos días, alrededor de 3.500 peces de 12 especies murieron por la contaminación del agua de arroyos y ríos. Dicho escenario también resulta alarmante para la población, ya que por prevención prácticamente deberían asegurarse de no estar en contacto con ese mismo agua ni mucho menos ingerirla.

El tren de carga viajaba desde Madison (Illinois) hasta Conway (Pensilvania), pero no pudo llegar a destino. Según la información actualizada este martes por la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), como consecuencia del descarrilamiento, 38 vagones descarrilaron y se produjo un incendio que dañó otros 12 vagones. En total había 20 vagones con materiales peligrosos, 11 de los cuales descarrilaron, convirtiendo este suceso en una verdadera tragedia.

Tras El Descarrilamiento De Un Tren Con Tóxicos, Un Pueblo De 4.700 Habitantes Teme Ser El Nuevo Chernóbil
Tras el descarrilamiento de un tren con tóxicos, este pueblo de 4.700 habitantes teme ser el nuevo «Chernóbil» | Foto: AP

Entre los tóxicos liberados, algunos son solamente cancerígenos y otros se utilizaban como arma química en la I Guerra Mundial. Como algunos de los vagones se incendiaron, la mayor preocupación fue desde el principio el cloruro de vinilo, un producto cancerígeno, transportado en cinco vagones. Cuando arde, se descompone en cloruro de hidrógeno y fosgeno. El fosgeno es muy tóxico, provoca vómitos y problemas respiratorios y se utilizó mucho durante la I Guerra Mundial como agente asfixiante, mientras que el cloruro de hidrógeno es irritante y corrosivo para cualquier tejido con el que entre en contacto.

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Prácticamente al día siguiente del accidente, durante la jornada del sábado, las autoridades de ambos Estados -Ohio y Pensilvania- ordenaron la evacuación el sábado: “Tienen que irse, lo que tienen que hacer es irse. Es una cuestión de vida o muerte”, alertaba en rueda de prensa el gobernador de Ohio, el republicano Mike DeWine. En paralelo, los servicios de emergencia iban llamando puerta por puerta a los vecinos.

Por su parte, la compañía ferroviaria Norfolk Southern expresaba: “En coordinación con todas las agencias y partes interesadas, hemos elaborado un plan para liberar manualmente los vagones. El contenido se vaciará de forma controlada. Para proteger el medio ambiente, hemos preparado fosos y terraplenes en los que drenar el material que luego se remediará. Cuando sea seguro hacerlo, la liberación manual de la presión se realizará mediante una rotura controlada de varios vagones, y bajo la supervisión de expertos y personal de primera intervención. Esta operación será ruidosa y visible. Parte del material se quemará mientras se drena durante un corto número de horas”.

No obstante, el lunes 6 de febrero la localidad registró explosiones y una impactante nube tóxica de color negro que provocó gran alerta entre los vecinos. Luego, el miércoles 8 de febrero, el mismo día en que terminó la quema de cloruro de vinilo, autoridades de Ohio y Pensilvania aseguraban que los vecinos evacuados de East Palestine y sus alrededores ya podían “volver a casa sin peligro”.

Si bien hasta el momento no se han registrado personas con síntomas preocupantes en relación a lo acontecido en las últimas semanas, sí es cierto que el Departamento de Recursos Naturales de Ohio calcula que los tóxicos vertidos han afectado a más de 11,2 km de arroyos y han matado a unos 3.500 peces, en su mayoría pequeños. Frente a esto, las compañías de agua están tomando medidas preventivas. West Virginia American Water dijo en un comunicado el domingo que ha mejorado sus procesos de tratamiento a pesar de que no ha habido un cambio en el agua en su toma del río Ohio.

Lamentablemente la polémica en torno al descarrilamiento de un tren con tóxicos no termina: el jefe de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, Michael Regan, viajó el pasado jueves a la comunidad de East Palestine mientras los residentes manifestaban toda su indignación tras la tardía respuesta del Gobierno.

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