En un rincón del Caribe panameño, la isla de Gardi Sugdub enfrenta un futuro incierto debido al aumento del nivel del mar provocado por la crisis climática. Los habitantes de esta isla, en su mayoría indígenas guna, están atrapados entre la necesidad de abandonar sus hogares y el deseo de aferrarse a la tierra que han ocupado toda su vida.
El mes pasado, el Gobierno de Panamá inició el traslado de unas 300 familias a la urbanización Nuevo Cartí, también conocida como Isberyala, en tierra firme. Esta medida, destinada a mitigar los efectos del hacinamiento y el aumento del nivel del mar, ha sido recibida con sentimientos encontrados entre los habitantes.
Claudiano López, residente de Gardi Sugdub, describe cómo la marea alta afecta las casas, especialmente aquellas cerca de la orilla. «Al principio, muchos no creían en el cambio climático, pero hoy en día están cansados de luchar contra el agua cada vez que sube la marea», comenta López.
La comunidad ha intentado adaptarse construyendo rellenos elevados con piedras y madera para proteger sus hogares. Sin embargo, Agusto Walter, secretario de la isla y de la comunidad en tierra firme, señala que estos esfuerzos son temporales. «Sabemos que dentro de unos años, el problema será más evidente. Por ahora, seguimos ajustando los rellenos para mantener el agua a raya», dice Walter.
La decisión de trasladarse a tierra firme no fue fácil y no todos los residentes están convencidos. Brenes García, un comerciante de la isla, continúa viviendo entre ambos lugares. «No puedo vivir como en una lata de sardinas. Tengo muchas pertenencias que no caben en la nueva casa», explica García, quien sigue operando su tienda en la isla.
El pescador Herminio Reyes también se muestra reacio a mudarse permanentemente. «Perdería mi forma de vida. La pesca es mi naturaleza, y quiero que mi familia siga disfrutando de lo que el mar nos proporciona», afirma Reyes.
El traslado a Nuevo Cartí no ha estado exento de problemas. Aunque el gobierno asegura haber respetado las tradiciones de la etnia guna y proporcionado servicios básicos como agua y electricidad, la realidad es más complicada. «A veces nos quedamos sin luz por una semana, lo que también afecta el suministro de agua», comenta Walter.
El Ministerio de Vivienda de Panamá ha destacado que la infraestructura en Nuevo Cartí incluye un área comercial en desarrollo y que buscan soluciones a las dificultades planteadas por el cambio climático y el hacinamiento. Sin embargo, para muchos, la transición a una nueva vida en tierra firme sigue siendo un desafío monumental.
Mientras tanto, la isla de Gardi Sugdub se hunde lentamente, y sus habitantes continúan luchando para mantener sus hogares, enfrentando una batalla constante contra el mar que sigue reclamando su espacio.