Contrastante, libre de prejuicios, histórica y “a la moda”, ¿Cómo es que una ciudad puede ser tan distinta y combinar cada uno de sus puntos a la vez? Solo si se es Berlín, la capital de Alemania, una ciudad con “de todo” por descubrir, con lugares ideales para cada tipo de viajero, donde aburrirse es imposible y donde no descubrir un pasado repleto de historia, es casi impensado.
Quien piensa en Berlín piensa en un muro, en una separación entre dos ciudades que al fin y al cabo lograron unirse, demostrando que la unidad también puede ser muy diferente, manteniendo este aspecto en cada uno de los puntos de la gran urbe.
Una ciudad donde visitar un museo puede culminar en un pub degustando alguna cerveza y un recorrido por la macabra historia de los campos de concentración y búnkers en las profundidades utilizados durante el nazismo, se pueden llegar a estudiar como parte de un pasado que nunca jamás puede ser repetido.
Al mismo tiempo, casi como siguiendo esta misma línea, la ciudad transforma sus duros recuerdos (y los del mundo) en arte, “el Muro de Berlín ” un gran lienzo de cemento que llegó a separar personas, familias y residentes y hoy en día, une a locales y turistas de todas las nacionalidades, admirando el arte, la cultura y la perfecta diversidad con la que se puede vivir en una fantástica ciudad como esta.