La pequeña isla caribeña de Dominica ha dado un paso crucial en la preservación de una especie icónica: los cachalotes en peligro de extinción. Anunciando una iniciativa pionera a nivel mundial, el gobierno ha designado 800 kilómetros cuadrados de aguas en su lado occidental como la primera área marina protegida para estos majestuosos animales.
El primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerrit, expresó la importancia de salvaguardar a estos inteligentes y magníficos seres en un comunicado: «Queremos asegurarnos de que estos animales estén a salvo de cualquier daño y seguir manteniendo nuestras aguas y clima saludables».
Esta reserva no solo protegerá a los cachalotes, sino que también se identifica como una herramienta en la lucha contra el cambio climático. Los científicos resaltan el papel crucial de estos mamíferos marinos: su proceso de defecación en la superficie del océano genera floraciones de plancton, capturando dióxido de carbono y contribuyendo a la estabilidad del ecosistema.
En las aguas que rodean Dominica, se estima que menos de 500 cachalotes buscan alimento y cuidado, formando parte de una población que se desplaza a lo largo de las Antillas Menores. Específicamente en estas aguas, se observa una particularidad: estos cachalotes parecen defecar más, un fenómeno que aún intriga a los científicos.
«En algunos aspectos, los cachalotes están luchando contra el cambio climático en nuestro nombre», señaló Shane Gero, biólogo de ballenas y fundador del Proyecto Dominica Cachalotes.
Esta iniciativa de preservación no solo busca proteger a los cachalotes de amenazas como colisiones con barcos o enredos en aparejos de pesca, sino también garantizar una pesca artesanal sostenible y regular el turismo de ballenas en la zona.
Científicos y conservacionistas elogian esta medida como un paso fundamental en la conservación marina. Enric Sala, explorador residente de National Geographic, reconoció el compromiso del gobierno de Dominica con la protección de estas especies y la preservación del equilibrio ecológico.
Esta acción no solo salvaguarda a los cachalotes, sino que también representa un ejemplo del compromiso de una nación con sus ciudadanos marinos, reconociendo la importancia de preservar la rica biodiversidad que habita en sus aguas.