Un hombre que fue tragado entero por una ballena ni siquiera se dio cuenta de que estaba siendo comido hasta que todo se oscureció a su alrededor.
El fotógrafo de vida silvestre Rainer Schimpf había estado en el agua frente a la costa sudafricana para filmar algo llamado ‘carrera de sardinas’, donde los habitantes de las profundidades juntan cardúmenes de sardinas para poder comerlas más fácilmente.
Buceando en el mar cerca del puerto de Port Elizabeth, Schimpf terminó siendo devorado por una ballena de Bryde mientras intentaba capturar la carrera de sardinas en todo su esplendor.
Afortunadamente, sobrevivió a todo sin siquiera un rasguño, pero si la ballena hubiera decidido sumergirse mientras aún estaba atrapado dentro de su boca, lo más probable es que hubiera muerto.
Finalmente lo escupió a un lugar seguro en lugar de arrastrarlo a una tumba de agua.
Schimpf reveló que el proceso de ser devorado por la ballena había terminado antes de darse cuenta, ya que le dijo a Today que no lo había disuadido de volver al agua en absoluto.
Él dijo: «Me tomó menos de dos segundos. En esos dos segundos, lo primero que me di cuenta es que algo me agarró, empujó mi cadera. Pude sentir la presión e instantáneamente supe que era una ballena».
«Mi segundo pensamiento fue que obviamente no me puede tragar, porque la garganta de la ballena no es lo suficientemente grande como para tragar a un humano. Mi siguiente pensamiento fue que lo más probable es que se sumerja conmigo».
«Contuve la respiración y estaba preparado, eso es lo único que podía hacer. No puedes pelear con un animal de 15 toneladas, solo estaba aguantando y preparándome, calmándome para no entrar en pánico. Funcionó, él me escupió».
Cuando Rainer llegó a casa descubrió que la moderada molestia de ser comido vivo no había dejado ni una sola marca en su cuerpo en forma de hematoma o rasguño.
También explicó que estaba contento de que una ballena fuera el animal que potencialmente lo comió, ya que es «mucho mejor que un tiburón».
Schimpf le dijo a Sky News que había estado tan ocupado buscando tiburones que podrían decidir morderlo cuando «de repente oscureció», y ese fue el punto en el que se dio cuenta de que una ballena se lo había comido.
Otro hombre tuvo un roce similar con el destino cuando fue tragado por una ballena: el pescador de langostas Michael Packard fue devorado en la costa de Cape Cod cuando una ballena apareció «de la nada».
Al igual que Rainer, Michael estaba bastante atascado con la esperanza de que el animal lo escupiera y, afortunadamente, así fue.
A pesar de las experiencias cercanas a la muerte, ninguno de los dos se había desanimado en absoluto para volver al agua.
