En el corazón de Dinamarca, entre praderas verdes y lagos tranquilos, existe un lugar que parece salido de un sueño: el “Verdenskortet”, o Mapa del Mundo, una gigantesca representación del planeta construida completamente con rocas, tierra y césped. Lo más asombroso es que no fue obra de ingenieros ni arquitectos, sino de un solo hombre: Søren Poulsen, un agricultor danés que dedicó más de 25 años de su vida a darle forma a su visión.
Todo comenzó en la década de 1940, cuando Poulsen, mientras trabajaba cerca del lago Klejtrup, encontró una piedra que, curiosamente, tenía la forma del país de Dinamarca. Ese hallazgo encendió una chispa en su mente: ¿y si construía el mundo entero, piedra por piedra? Lo que en principio parecía una fantasía se transformó en un proyecto monumental.
Durante un cuarto de siglo, Søren Poulsen trabajó casi en solitario, trasladando rocas de distintos tamaños, modelando la tierra y ajustando proporciones hasta recrear con sorprendente precisión los continentes y las islas del planeta. Cada pedazo de tierra, cada curva de costa y cada archipiélago fue colocado a mano, con paciencia y una pasión sin límites.
El resultado fue un mapa a escala del mundo de más de 4.000 metros cuadrados, que hoy flota sobre las aguas del lago Klejtrup, en la región central de Dinamarca. Desde arriba, la vista es impresionante: se distinguen claramente Europa, África, Asia, América, Oceanía y la Antártida, con sus relieves formados por piedras, pasto y pequeños canales que separan los continentes.
Cuando Poulsen falleció en 1969, su obra ya se había convertido en una curiosidad local. Pero con el paso del tiempo, el Verdenskortet fue ganando reconocimiento y hoy es considerado una de las atracciones turísticas más singulares del país.
Actualmente, el sitio no solo preserva el legado de su creador, sino que también ofrece una experiencia divertida y educativa para todas las edades. Los visitantes pueden caminar sobre los continentes, seguir las rutas marítimas, jugar al mini golf entre Europa y Asia, o andar en pedalones alrededor del lago, bordeando América del Sur o África. También hay áreas de picnic, una cafetería, y una exposición con banderas de todo el mundo, lo que convierte al lugar en una mezcla perfecta de cultura, naturaleza y entretenimiento.

Además, en el Verdenskortet conviven animales de granja como ovejas, cabras y patos, que añaden un toque de vida al entorno. Familias enteras visitan el parque cada verano, fascinadas por la historia del hombre que decidió crear su propio planeta con las manos.
Más allá de su atractivo turístico, el Verdenskortet es una obra de arte popular, un testimonio de lo que la perseverancia y la pasión pueden lograr. Søren Poulsen no solo construyó un mapa: dio forma física a un sueño.
Hoy, entre los reflejos del sol en el agua y el sonido del viento moviendo las banderas del mundo, su creación sigue recordando a quienes la visitan que los límites entre el arte, la geografía y la imaginación pueden desdibujarse… si uno tiene la paciencia suficiente para hacerlo piedra por piedra.
