Desde su inauguración en 2009, el Burj Khalifa ha sido la estructura más alta del planeta con 829,8 metros de altura. Pero su reinado tiene los días contados. Arabia Saudí ha reactivado la construcción de la Torre Jeddah, un coloso que alcanzará los 1.000 metros, convirtiéndose en el rascacielos más alto jamás construido.
La torre, ubicada en la ciudad de Yeda, forma parte de un ambicioso plan de desarrollo que busca consolidar a la región como un centro económico global. Diseñada por Adrian Smith, el mismo arquitecto detrás del Burj Khalifa, este gigante de acero y cristal contará con 167 pisos, un exclusivo Hotel Four Seasons, residencias de lujo, oficinas y la plataforma de observación más alta del mundo, situada a 664 metros.
Para llegar a lo más alto, la torre dispondrá de un sistema de 58 ascensores ultrarrápidos, capaces de alcanzar velocidades de 10 metros por segundo, permitiendo a los visitantes llegar a la cima en menos de dos minutos. Además, contará con 12 escaleras mecánicas para garantizar la movilidad dentro de la estructura.
Sin embargo, el proyecto no ha estado exento de desafíos. Aunque la construcción comenzó en 2013, problemas financieros y la detención de ejecutivos clave por casos de corrupción paralizaron las obras en 2018. La crisis se agravó con la pandemia de COVID-19, retrasando aún más los planes. No fue hasta octubre de 2024 que las autoridades saudíes anunciaron la reactivación de la construcción, con una nueva fecha de finalización prevista para 2028.
Si todo avanza según lo planeado, la Torre Jeddah no solo se convertirá en un hito arquitectónico, sino en un símbolo de innovación, lujo y poder en Medio Oriente. El mundo se prepara para presenciar el nacimiento de un nuevo gigante que redefinirá los límites de la ingeniería moderna.
