El viaje que sorprendió a la ciencia
Koi, una puma silvestre adulta, protagonizó una travesía sin precedentes: recorrió más de 400 kilómetros desde la precordillera de Santa Cruz hasta la costa atlántica y, tras 51 días de desplazamiento, volvió al mismo punto del que partió. Todo este recorrido quedó registrado gracias a un collar satelital, convirtiéndose en uno de los seguimientos más fascinantes de un gran felino en Sudamérica.
Lo asombroso no fue solo la distancia, sino el hecho de que haya regresado. Según los biólogos que la monitorean desde 2018 en el Parque Patagonia, esto no es habitual en una hembra adulta con territorio propio ya establecido.
La pregunta inevitable es: ¿por qué lo hizo? ¿Fue en busca de alimento? ¿De una pareja? ¿O acaso algún factor externo la empujó a abandonar su hogar temporalmente? Estas preguntas todavía no tienen respuestas definitivas, pero el recorrido de Koi abre una ventana inédita a los comportamientos ocultos de estos felinos.
Un puma que desafía los límites
Koi no es una puma cualquiera. Desde hace años forma parte de un programa de monitoreo que rastrea sus movimientos con precisión milimétrica. Su historia evidencia que los pumas no solo habitan zonas agrestes o alejadas de la civilización. Su recorrido atravesó campos privados, rutas, zonas ganaderas e incluso áreas cercanas a poblaciones humanas.

Los datos obtenidos revelan que las hembras en esta región tienen un rango de acción que puede superar las 36.000 hectáreas, mientras que los machos alcanzan más de 113.000. Pero más del 50% de esos territorios están fuera de áreas protegidas. Es decir: los pumas patagónicos conviven más de lo que pensamos con actividades humanas.
Koi y el paisaje que no conoce fronteras
La historia de Koi desafía una idea antigua de conservación: la de que basta con crear parques nacionales para proteger la fauna. Este viaje demostró que los animales no reconocen límites legales ni alambrados, y que cualquier estrategia de protección debe considerar todo el paisaje, incluyendo campos productivos, rutas y zonas habitadas.
Esto implica un reto urgente: aprender a convivir. Las políticas de conservación deben incorporar a ganaderos, pobladores rurales y comunidades locales como parte activa. Ya hay iniciativas de este tipo, por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires, donde se realiza un relevamiento para capacitar a productores frente a la presencia de pumas, evitando conflictos innecesarios.

Tecnología al servicio de la naturaleza
El collar que porta Koi transmite datos satelitales en tiempo real. Es parte de un programa integral que comenzó en 2018 y que también incluye collares VHF para cachorros, caravanas solares en juveniles, cámaras trampa y monitoreo de presas. Con estas herramientas, los investigadores no solo siguen a los pumas, sino que también entienden cómo cazan, qué amenazas enfrentan y cómo interactúan con su entorno.
Este tipo de seguimiento es fundamental para detectar patrones que antes eran imposibles de conocer. La vida de los pumas, hasta hace poco, era casi un misterio. Hoy, gracias a la ciencia, empezamos a vislumbrar cómo piensan, cómo se mueven y cómo enfrentan los desafíos de un mundo cada vez más intervenido por el ser humano.
El rol del puma en los ecosistemas
El puma (Puma concolor) es el mayor felino del continente y cumple una función clave como depredador tope. En la Patagonia, su presencia mantiene el equilibrio del ecosistema: regula poblaciones de guanacos, maras, liebres y otras especies herbívoras. Si los pumas desaparecieran, muchas de estas especies crecerían sin control, afectando la vegetación y, en cadena, a todo el sistema natural.
Además, al dejar restos de sus presas, los pumas contribuyen a alimentar a carroñeros como zorros, aves rapaces y cóndores. En ese sentido, se los considera “ingenieros del ecosistema”, porque su impacto va mucho más allá de lo que vemos.
Datos curiosos sobre los pumas en Argentina
- En Argentina, los pumas habitan desde el norte subtropical hasta el sur patagónico, en una de las distribuciones más amplias de toda América.
- A pesar de su tamaño (pueden pesar hasta 80 kilos), los pumas son silenciosos, solitarios y escurridizos. Es muy raro verlos en estado silvestre.
- En algunas regiones, como Córdoba o Buenos Aires, donde antes habían desaparecido, están comenzando a reaparecer tímidamente.
- En muchas culturas originarias, como la mapuche, el puma es símbolo de fuerza, protección y conexión espiritual con la tierra.
- Un puma puede recorrer más de 20 km por día en busca de alimento o refugio.
Lecciones para el futuro
Lo que Koi hizo no es solo un logro individual. Es una señal de lo que aún ignoramos sobre nuestra fauna. Y, sobre todo, una oportunidad para mejorar. Porque si una puma puede recorrer 400 kilómetros en silencio, cruzando sin conflictos un paisaje dominado por humanos, entonces quizás nosotros también podamos cambiar la forma en que lo habitamos.
Proteger a los pumas no es solo preservar una especie: es cuidar un equilibrio. Es reconocer que la naturaleza no está separada de nosotros, sino que somos parte de ella. Y que historias como la de Koi no deberían sorprendernos… deberían inspirarnos.
3 respuestas
deberían divulgar más cómo convivir con ellos, qué hacer si te encontras con uno y no estás acostumbrado, en fin, concientizar a toda la población sobre no atacar a estos ni a otros animales, que seguramente ellos nos tienen más miedo a nosotros y es poco probable que nos ataquen
Que se enteren por este medio todos los sancruceños que matan pumas sin ninguna necesidad, solamente por ambicion y egoísmo.
Que se enteren por este medio todos los santacruceños que matan pumas sin ninguna necesidad, solamente por ambicion y egoísmo.